Carta enviada por Rodrigo Di Giannantonio, para el 24 de Marzo de 2020.
“El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera” Alexander Pope (1688-1744).
Como quizás les pase a muchos de los lectores de este diario, hay pocas cosas que me irriten más que las mentiras que rodean a la década del ’70. El aparato estatal, siempre dirigido por el izquierdismo, se ha empeñado en repetir una y otra vez un mismo relato. A través del Ministerio de Educación, el Estado tiene las herramientas necesarias para que su bajada de línea sea aplicada a la perfección. Todo dentro de su ideología y nada fuera de esta. Fuimos educados con la historieta de que malignos militares derrocaron a un gobierno elegido por el pueblo a fin de eliminar a todo el que piense diferente. Que fueron 30.000 desaparecidos. Que eran jóvenes idealistas luchando por la igualdad y la justicia social. Le guste a quien le guste, ni fueron 30.000 ni fueron jóvenes idealistas.
Me gustaría ahora hablar de los datos que la progresía intenta ocultar. Es que, la subversión izquierdista cometió a lo largo de una década casi 22.000 atentados, 1.500 asesinatos y más de mil secuestros extorsivos. Me pregunto; ¿Han escuchado ustedes a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo hablar de estas cifras? ¿Eran sus descendientes jóvenes idealistas como pretenden venderle a la sociedad? No nos olvidemos que sus organizaciones viven de las limosnas brindadas por el Estado, es decir, financiadas con nuestros impuestos. Los parásitos de Plaza de Mayo han vendido una historieta y parte del pueblo argentino la ha comprado, por ignorancia o simplemente porque el aparato estatal se ha encargado de que se les enseñe eso a través de sus repetidoras. La Universidad de Buenos Aires, a la que yo he asistido para graduarme en Abogacía, es un centro de adoctrinamiento marxista. A mi nadie me lo ha contado, lo he experimentado en primera persona.
Ha de recordarse pues la gran disputa que cautivó al mundo desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta principios de los años ’90; la Guerra Fría. Estados Unidos y Rusia se debatían el dominio del globo, no sólo armamentísticamente si no que también en términos económicos, culturales y sociales. Argentina, mayormente durante los años ’70, sufrió este avance soviético-castrista de la mano de dos grupos subversivos; el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y Montoneros.
Corría el año 1970 y el país era gobernado por un gobierno militar. Comienza aquí el nacimiento de las dos organizaciones mencionadas, que a fin de acabar con el gobierno militar comenzaron a reclutar gente, recibiendo apoyo financiero soviético y entrenamiento táctico cubano. Logrando un gran shock a nivel local e internacional, Montoneros perpetúa el secuestro y posterior asesinato del ex-presidente Aramburu. Por su parte el ERP, con una impronta trotskista mucho más ortodoxa y extremista planteó la guerra revolucionaria en el país con la intención de ganar la Argentina rural, instalándose en la provincia de Tucumán.
A fin de contrarrestar este avance subversivo, el por entonces gobierno militar crea diferentes Cámaras Federales a fin de llevar a juicio penal por los crímenes perpetrados a los terroristas involucrados en las dos agrupaciones. Consiguientemente, entre los años 1971 y 1973 la Justicia logra condenar, conforme a derecho y con todas las garantías constitucionales, a más de 350 guerrilleros y a apresar a casi 2.000.
Ya entrados en el año 1973, se levanta la proscripción al peronismo y vuelve el orden democrático. El encargado de llevar adelante este proceso presidencial es Héctor Cámpora, quien el mismo Juan Domingo Perón se había encargado de elegir a dedo previamente para iniciar su retorno. En sus primeros días como presidente, Cámpora indultó a la totalidad de guerrilleros detenidos derogando la Cámara Federal Penal creada previamente a fin de juzgar conforme a derecho a los extremistas. Asimismo, derogó artículos del Código Penal que permitían la persecución de delitos de índole subversivo-terrorista.
Perón vuelve al país con la intención de ser, una vez más, la cabeza del Poder Ejecutivo. En su regreso, en el aeropuerto de Ezeiza, se producen fuertes enfrentamientos entre lo más rancio del extremismo izquierdista de Montoneros y, si se quiere, de las agrupaciones más ortodoxas del peronismo. Cámpora deja su cargo ante un auténtico caos.
Lastiri, el elegido de Perón, es nombrado como sucesor presidencial provisional hasta tanto se llamase nuevamente a elecciones. Seguidamente, Perón se presenta a elecciones junto con quien por entonces era su esposa, María Estela Martínez, a quién el General había conocido en un burdel de Panamá al ser ella la bailarina del lugar, con “Isabel” como su nombre artístico. Perón arrasa en las urnas y es proclamado Presidente de la Nación.
Ahora bien, si la excusa para la creación de ERP y Montoneros había sido la lucha contra el gobierno militar de 1970; ¿Cuál es el motivo de su continuidad habida cuenta de que el proceso democrático ya había comenzado?
Nunca se escuchará admitir a los alcahuetes del izquierdismo que las guerrillas de los jóvenes idealistas atentaron durante un gobierno democrático elegido por el pueblo a quien ellos dicen defender. Entonces, ¿Cómo se explica el asesinato del dirigente sindical José Ignacio Rucci?
Ante el desorden y para evitar la anarquía, Juan Domingo Perón y su secuaz, José López Rega, crean la Triple A. Esta agrupación paramilitar sería la encargada de combatir a la guerrilla de forma clandestina, comenzando así con los primeros desaparecimientos de personas..
Día a día la tensión aumentaba. Montoneros tenía el control estratégico de la Capital Federal y sus adhesiones civiles iban en aumento. El Ejército Revolucionario del Pueblo se hacía del corazón del país al tomar los montes Tucumanos, llevando a cabo una estrategia similar a la que se vería con las FARC en Colombia.
La guerra civil estaba en marcha. Los atentados con bombas, desapariciones y homicidios estaban a la orden del día. La Triple A contrarresta el accionar subversivo con casi 500 homicidios.
Han de darse cuenta que hasta ahora las Fuerzas Armadas no han sido nombradas. Es que, todo esto sucedía durante un gobierno democrático y con nada menos que Perón a la cabeza del mismo.
Perón muere el 1ro de Julio de 1974 y tomando en consideración que la vice-presidente era Isabel, la ex bailarina erótica asume el cargo más importante del país. El país era un caos. Un lago de sangre inundaba las calles de la Capital Federal y el país estaba a la deriva. Se contabilizan más de 7.000 atentados subversivos en tan solo 3 años, desde 1973 hasta 1976. Sí, en plena democracia.
López Rega e Isabel carecían del liderazgo necesario para encausar el país. La economía se destrozaba y se acercaba una hiperinflación. Los negocios estaban parados y la riqueza del país disminuía día a día, hora tras hora.
López Rega huye del país, dejando sola en el mando a Isabel. El baño de sangre continuaba. Nadie quería hacerse cargo de semejante barbarie. La actividad política estaba paralizada. La sociedad en conjunto reclamaba imperiosamente por orden.
Por su parte, el ERP hacía estragos en Tucumán. Allí, la guerra tenía otro tinte. Mucho más sangriento y de combate frente a frente. Contrariamente con lo que sucedía en la Capital porteña, en donde el modus operandi era bajo las sombras, con secuestros y atentados bombas.
En medio de la conmoción, pánico y desorden generalizado, Isabel firma un decreto ordenando a las Fuerzas Armadas el aniquilamiento de la subversión, primero en la provincia de Tucumán y luego ampliándose en todo el país. La disposición fue celebrada por la sociedad en conjunto, que pedía a gritos poder vivir en paz. Los argentinos tenían bien en claro la pesadilla que les esperaba si se lograba implementar el “paraíso” socialista. Las personas de a pie, las familias, los profesionales y la gente de trabajo no querían ser arrastradas hacia la miseria marxista.
Corría el año 1975 y Tucumán era un verdadero campo de batalla. A cielo abierto las Fuerzas Armadas, ya legitimadas con el mencionado decreto militar, combatían a la guerrilla del ERP que había tomado como base central a los montes de Tucumán. Esto hacía que la identificación de la misma sea más difusa. No obstante, la valentía de los militares argentinos sumado al poderío armamentístico y al conocimiento estratégico de los uniformados argentinos logró que el célebre “Operativo Independencia” se librase a la perfección. La libertad y el orden triunfaron. Las Fuerzas Armadas aniquilaron al enemigo marxista y anti-democrático. Aquél fue un gran golpe para el izquierdismo revolucionario no solo a nivel local sino también a aquel que provenía de la Cuba de Fidel.
Ya volviendo a la Capital Federal, a principio del año 1976 el desgobierno era palpable. Aquella bailarina erótica no estaba a la altura de las circunstancias y el rol de presidente le quedaba ridículamente gigante. La oposición no participaba y nadie quería tomar las riendas del país. Isabel, finalmente, deja el poder. El desgobierno y la responsabilidad institucional de las Fuerzas Armadas llevaron a estas a hacerse cargo de la situación.
Para recapitular, hasta ahora estamos en presencia de unas Fuerzas Armadas que en democracia siguieron las ordenes de la por entonces presidente y avanzaron contra el accionar subversivo. Seguidamente, Isabel abandona el mando y entonces es allí donde los militares, con Jorge Rafael Videla a la cabeza, se hacen cargo de la penosa situación que aquejaba a la República.
Ya en el poder, el Teniente General Jorge Rafael Videla libra batalla contra el marxismo en todos los frentes. No es de interés para este artículo de opinión hablar de las medidas no-bélicas del mencionado gobierno militar, como las económicas o sociales. Es que, no salen más que críticas desde mi persona hacia las mismas.
A lo largo de los más de 8 años de gobierno militar, más allá de las críticas que podremos hacerles en muchas materias, sus excesos y errores, no deben existir de parte nuestra, los ciudadanos de a pie, más que palabras de agradecimiento por la específica batalla que brindaron. Libraron la batalla contra un enemigo que estaba haciendo estragos en todas partes del mundo. Cuba ya había sido capturada por las garras socialistas y muchos países en el este de Europa corrían la misma suerte. La República Argentina, tal como la conocemos hoy, no habría sido posible. La libertad de expresión, de prensa, de comercio no habrían sido posibles. Las bases de nuestra Constitución, me refiero a la de 1853/60, habrían desaparecido. Argentina hubiese sido una Cuba Austral, en donde reina la miseria y la pobreza.
Para terminar, quiero pedirles a aquellos que me estén leyendo sólo una cosa. Piensen por sí solos, investiguen. Inculquen la lectura a sus hijos. Que el conocimiento se torne en una obsesión intelectual. Descrean del Estado, de los mensajes oficiales armados en ministerios liderados por los hijos de quienes estuvieron involucrados. Busquen bibliografía “no oficial”.
Agradezcamos a quienes tomaron las riendas en un momento crítico. A quien nos salvaron de una dictadura comunista. A quienes nos devolvieron nuestra vida occidental. A los que protegieron a nuestras familias. En este 24 de Marzo, no te comas la mentira oficial. Que sea un día de celebración. A las Fuerzas Armadas; Sinceramente, gracias.
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