El candidato nacionalista turco gana las elecciones presidenciales de Chipre del Norte
El conservador, anti-reunificación de Chipre y nacionalista turco Ersin Tatar ha resultado ganador de las elecciones presidenciales del pasado domingo, venciendo al actual presidente Mustafa Akinci, y sienta las bases a una anexión total a Turquía.
El pasado domingo 18 de octubre se realizaron las elecciones presidenciales de la República Turca del Norte de Chipre, país títere de Turquía y no reconocido como independiente por ningún país en el mundo, salvo el propio Gobierno turco.
Con un 51,69% de los votos, 67 mil personas acudieron a las urnas y depositaron su confianza en el candidato conservador del Partido de Unidad Nacional (UBP por sus siglas en inglés), un nombre contradictorio, ya que son opositores a la re-unificación con la República de Chipre, que es una nación independiente reconocida internacionalmente.
División de Chipre entre la zona “griega” y la zona “turca”.
Así, Ersin Tatar logró vencer a su opositor, el actual presidente Mustafa Akinci, candidato independiente, centrista y pro-reunificación, que obtuvo un 48,31% de los votos, aproximadamente 4 mil menos que Tatar.
Mientras que Akinci no ha mantenido relaciones muy favorables con Turquía, Tatar es un ferviente partidario pro-turco, por lo que el dictador turco Recep Tayyip Erdogan lo felicitó por su victoria minutos después de la emisión de los resultados finales.
“Felicito al Sr. Ersin Tatar, que fue elegido como Presidente de la Republica Turca del Norte de Chipre, de mí parte y de toda la Nación Turca. Turquía, Chipre y los derechos de la población turca van a continuar sus esfuerzos para mostrar la necesidad de la protección de la ley“, publicó en Twitter Erdogan.
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Aparte de felicitar a Tatar, Erdogan se ha involucrado directamente en la campaña en estas elecciones, ya que tras la re-apertura del centro turístico de Varosha, Erdogan anunció que en caso de que Tatar se lleve la victoria en las elecciones Turquía invertiría fuertemente en el turismo de Chipre del Norte y en el centro Varosha mismo.
“Protegeremos juntos los derechos e intereses legítimos de la República Turca del Norte de Chipre en el Mediterráneo Oriental”, ha afirmado el ministro de exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, tras felicitar a Tatar por su victoria.
Resultados electorales del pasado domingo donde se enfoca a los simpatizantes de Tatar tras recibir los números oficiales.
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¿Quién es Ersin Tatar?
Ersin Tatar, nacido en la capital de Chipre, en lo que ahora es la República de Chipre al sur, tiene 60 años y se ha formado en la Universidad de Cambridge, Reino Unido, donde se ha graduado de economista.
Su comienzo en la política fue en 2003, cuando se unió al partido UBP, en el que sigue militando. En 2009 fue elegido parlamentario, pero rápidamente fue nombrado Ministro de Finanzas, cargo que ejerció hasta 2013.
En 2018, Tatar se candidateó a las elecciones internas para líder de su partido, elección que ganó, y pasó a ser el principal líder de la oposición. Ahora, asumirá el cargo de jefe de Estado en los próximos días e impulsará el nacionalismo turco en la isla.
Como primeros anuncios de Tatar se pronostican un incremento de la cooperación con Turquía, que cuenta con 30.000 soldados dentro del país, como también se esperan nuevas inversiones turcas, en una suerte de neo-colonialismo, que permitiría progresivamente a Turquía pasar a tener todo el control del Estado.
Ersin Tatar en su despacho, con una foto del histórico prócer y presidente turco Mustafa Kemal Ataturk. Fuente: Sozcu.
Estados Unidos sanciona a Turquía por comprarle a Rusia los avanzados sistemas de misiles S-400
La administración Trump anunció importantes sanciones económicas a Turquía por hacer negocios con el sector de defensa ruso, actualmente embargado por Estados Unidos. Turquía, que sigue dentro de la OTAN, está cada vez más alejada de sus aliados occidentales.
La administración estadounidense del presidente Trump anunció esta semana la imposición de importantes sanciones económicas al régimen turco por haberle comprado a Rusia sus sistemas de misiles S-400.
En el comunicado del secretario de Estado Mike Pompeo, se detallan las razones por lo que EE.UU. decidió sancionar a su aliado dentro de la OTAN. La principal razón fueron las negociaciones del Presidente turco con el sector de defensa ruso, que actualmente está embargado por la Casa Blanca.
“Estados Unidos le ha dejado claro a Turquía al más alto nivel y en numerosas ocasiones que la compra del sistema S-400 pondría en peligro la seguridad de la tecnología y el personal militar estadounidense [Estados Unidos tiene una base militar en el país turco] y entregaría fondos sustanciales al sector de defensa ruso“, reza el comunicado oficial.
Sin embargo, Pompeo expresó públicamente que espera que la imposición de las sanciones no sea tomada como un agravio severo sino que como una advertencia, puesto que “Turquía es un socio valioso e importante para Estados Unidos”.
Sistemas de misiles S-400 rusos. Fuente: almasdarnews.com.
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A pesar del esfuerzo de Pompeo, Turquía no se lo tomó para nada a la ligera, y no dudó en repudiar las sanciones públicamente y acusar a Estados Unidos de estar traicionando a “un querido aliado“.
Las relaciones entre Estados Unidos y Turquía se viene deteriorando fuertemente en los últimos años por diversos motivos, siendo uno de los principales el fuerte expansionismo militar que está llevando a cabo el caudillo Recep Tayyip Erdogan, el cuál ha metido a su país en ya más de 5 guerras con otros países.
Trump había logrado acercarse a la diplomacia turca en los primeros años de su mandato, arreglando múltiples conflictos que había dejado Obama. En 2019, Trump había acordado con Turquía el retiro de tropas del norte de Siria, lo cual había convertido a Erdogan en un importante aliado en la región. Sin embargo, los conflictos en otras partes del mundo, como Libia, Grecia o Armenia llevaron a que la relación con Estados Unidos se deteriore demasiado.
Por su parte, Grecia, uno de los principales países amenazados de ser invadidos por Erdogan, no ha dudado en celebrar la imposición estadounidense de las sanciones al gobierno turco de base en Ankara.
De todas formas, no todos se han sentido gratificados por la noticia, puesto que el importante país aliado a Turquía, Azerbaiyán, y el reciente socio Irán, se sumaron al reclamo turco y condenaron las sanciones impuestas por Estados Unidos.
Sin embargo, tanto Turquía como sus dos “socios”, se equivocan al considerar ilegítimas las sanciones impuestas por la compra turca de los sistemas rusos en 2019, ya que estas son plenamente legítimas tras la aprobación en 2017 por el congreso estadounidense de la “Ley CAATSA“, o Ley Para Contrarrestar a Adversarios de Estados Unidos a Través de Sanciones.
Con esta medida, el Presidente tiene total poderes para imponer sanciones a cualquier país que realicé una compra importante de armamento al gobierno de sede en Moscú.
Turquía pisa fuerte en Medio Oriente y extiende sus redes de influencia
La esfera de influencia del Presidente Erdogan es cada vez mayor en Medio Oriente gracias al aval de Putin y de Trump. Turquía está demostrando con agresivas políticas exteriores una fuerte presencia en Gaza, Libia y Siria, y podría destronar a Irán en los próximos años.
Hoy en día, existe una
gran similitud geopolítica entre Irán y Turquía: ambos se ven a sí mismos como potencias en la región y ambos tienen aspiraciones claras de dominación regional
por sus acciones en el exterior.
Por un lado, Irán tiene grupos armados en el Líbano,
Irak, Siria, Yemen y en el territorio palestino.Turquía, en los últimos años, pero especialmente en los últimos meses, ha demostrado
intentar seguir ese camino apoyando a Hamás en Gaza, enviando combatientes a
Libia e intercediendo en Siria.
El objetivo de estos países es el expansionismo y poder cooptar a los Estados fallidos de la región bajo su red de influencia directa.
Un ejemplo de esto es el acuerdo marítimo entre Turquía y Libia, que otorga al primero el poder sobre una ruta marítima muy popular, tomada por los que pasan
por el canal de Suez. Esto es muy parecido a lo que sucede con Irán en el Estrecho
de Ormuz. Este acuerdo permite a Turquía, si así lo desea, bloquear a cualquier
barco que pase por el Mediterráneo Oriental.
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Turquía, que es miembro de la OTAN y tiene una solicitud
abierta de adhesión a la Unión Europea, aunque las negociaciones están
estancadas, ha amenazado a Europa con inundar el
continente con refugiados si no se desarrolla la cooperación con los Estados Unidos y la Unión Europea.
Claramente, el Presidente Recep Tayyip Erdogan tiene en claro que, para desarrollar su política expansionista, necesita el aval o de Donald Trump, o de la Unión Europea o de Putin.
EE.UU. y la U.E. consideran que es muy
importante guiar a Turquía a un camino donde sus políticas se acoplen a la de
los aliados occidentales en Medio Oriente, si es que se quiere mantener a esta potencia perteneciente a la OTAN del lado occidental.
Es por esta razón que Trump decidió retirar las tropas del norte de Siria que estaban protegiendo posiciones del pueblo kurdo, consiguiéndose un poderoso aliado en la región y, de paso, ahorrándose millones de dólares y de vidas norteamericanas.
Turquía rápidamente realizó un avance sobre ese territorio a través de un combate contra la profesional milicia kurda. Estos combates llegaron a una conclusión cuando la influencia de Erdogan finalmente logró extenderse por Aleppo y muchas otras ciudades del norte y noroeste de Siria. Este enfrentó al ejército turco contra el ejército sirio, respaldado por Rusia.
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Turquía parecía haberse encontrado con un muro que frenaría su avance sobre la región, pero hace ya más de un mes que Erdogan y Putin llegaron a un acuerdo que puso a estas dos potencias del mismo lado en el frente de combate. En Siria, sin ir más lejos, se realizó el tercer patrullaje conjunto con Rusia esta semana, en la provincia de Idlib. Un alto al fuego rige desde el 6 de marzo, acordado entre los mandatarios. Estos patrullajes tienen por objetivo monitorear la situación y controlar que se esté cumpliendo el alto al fuego.
Además, esta última semana, Turquía neutralizó a 26 miembros de las fuerzas kurdas del PKK-YPG que intentaban infiltrarse en la zona norteña de Siria. Turquía reconoce al YPG como una organización terrorista.
Ver a Rusia y a Turquía trabajando juntos es una rareza pero que, si se mantiene, puede significar un gran avance en la negociación de la paz en Siria.
En cuanto a
la pandemia del virus chino y, a pesar de tener casi 75.000 casos de COVID-19, Turquía ha
demostrado un enorme compromiso de ayuda internacional que cementa este expansionismo: ya más de 350.000
personas en el mundo fueron asistidas por equipos turcos, especialmente en hospitales
de Georgia y Palestina, capacitaciones de profesionales en Yemen, alimentos a
4.000 familias de Irak y Azerbaiyán, y así con muchos países más.
En cuanto a
la situación nacional, Turquía está en un fino hilo entre mantener viva la economía
y que no estalle el virus. La cosa ha llegado a tal punto que Erdogan tuvo que liberar a 90.000 presos,
es decir, al 30% de todos los encarcelados del país, descomprimiendo enormemente
la capacidad penitenciaria.
Islamización acelerada: Erdogan convirtió la basílica de Santa Sofía en una mezquita musulmana
Esta semana, el gobierno turco dio la orden de convertir la antigua basílica de Santa Sofía, un patrimonio de la humanidad, en una mezquita islámica sunní, acelerando su promesa de “islamizar el país”.
La semana pasada, el gobierno de Erdogan dio la orden directa de transformar y convertir una de las basílicas más icónicas del país en una mezquita musulmana sunní. Se trata de la Basílica de Santa Sofía en la ciudad de Estambul, cuya historia data de hace más de 1400 años.
La Iglesia Basílica Santa Madre Sofía, fue una antigua iglesia católica ortodoxa ubicada en la antigua ciudad de Constantinopla (en aquel entonces capital del Imperio Bizantino), actual Estambul.
La creación de la basílica data de entre los años 532-537 después de cristo y fue creada por orden directa del entonces emperador Justiniano I, quien deseaba construir la basílica más “grande y majestuosa”.
Miniatura del siglo XIV que relata la creación de la Basílica de Santa Sofía
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No es la primera vez en que la basílica es convertida en mezquita ya que en 1453 (ya en manos otomanas) el Sultán Mehmed II ordenó la limpieza y conversión de la basílica en una mezquita. El sultán mismo asistió a la primera oración que se celebró en la nueva mezquita, el 1 de junio de 1453.
Con los años, la antigua basílica fue transformada y fueron agregados más elementos islámicos en su interior, celebrando conmemoraciones musulmanas hasta el año 1931.
En ese año, bajo orden directa del presidente turco Mustafa Kemal Atatürk, se ordenó el cierre de la mezquita al público y su conversión a un museo como parte de su programa de occidentalizar/secularizar el país.
Con la llegada al poder del presidente Erdogan, se han aprobado durante su mandato numerosas leyes a favor de la “islamización” del país. La semana pasada, fue aprobada la ley tan esperada por los fervientes musulmanes “teócratas” (que quieren que el gobierno no sea secular) para que el museo se convirtiera de nuevo en una mezquita islámica.
Interior de la (ahora) Mezquita de Santa Sofía
En 2016, se celebró la primera misa islámica por primera vez luego 85 años ininterrumpidos del uso de la ex-basílica como museo. En 2018, Erdogan asistió al ex-museo y recitó el primer verso del Corán mostrando su apoyo a la conversión total del ex-museo en una Mezquita.
El 10 de julio de 2020, el consejo de Estado aprobó oficialmente una moción en la que se transforma de manera oficial el lugar en una mezquita. Posteriormente, Erdogan firmó un decreto para transferir la titularidad del edificio, del Ministerio de Cultura, al organismo gestor de mezquitas, la Diyanet, y anunció que el próximo 24 de julio se abrirá a los rezos.
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Está decisión fue duramente criticada por organizaciones internacionales como la Unión Europea y naciones como los Estados Unidos, Grecia o incluso el Vaticano.
El Papa Francisco, máxima autoridad del Vaticano anuncio que se siente “muy triste” por la decisión de Turquía de transformar la iglesia en una mezquita y llamo al diálogo y a la recapacitación por esta medida. t
El lunes 13 de julio, el jefe de política exterior de la Unión Europea Josep Borrell dijo que contaba con “amplio apoyo para exhortar a las autoridades turcas a que recapaciten y anulen esta decisión”.
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La UNESCO respondió al anuncio de Erdogan recordando a Turquía que todo registro en la Lista de Patrimonio Mundial (Santa Sofía es reconocida como patrimonio de la humanidad) “conlleva una serie de compromisos y obligaciones legales”, por lo que el Estado debe “garantizar que no se modifique el valor universal excepcional de los bienes inscritos en su territorio”.
Además, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) también expresó su preocupación por los símbolos y tesoros que Santa Sofía guarda en su interior, como los mosaicos de Cristo Pantócrator.
Mosaico Bizantino de Cristo Pantocrátor del Siglo VI
La reconversión de Santa Sofía representa una gran victoria para el mandatario Erdogan, quien cumplió uno de sus objetivos en su plan de provocar en Turquía un “renacer Islámico”.
Erdogan desea convertir a Turquía nuevamente en un “Imperio Otomano”, algo que recuerda fervientemente en sus discursos aludiendo a los “antiguos años de gloria”. Además, anhela expandir el islam devuelta a la península ibérica y lugares adónde “nunca habían llegado antes”.
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