El reconocido espía israelí-americano Jonathan Pollard regresó este miércoles a Israel tras cumplir una condena en prisión en Estados Unidos por 35 años.
El ex recluso había sido condenado por el robo de información de los servicios de inteligencia estadounidenses, crucial en aquél entonces para la lucha israelí contra el militarismo árabe y la pujante influencia soviética en los países islámicos.
Pollard fue arrestado en 1987 tras reconocer públicamente que robó secretos de inteligencia cuando trabajaba como analista en el Centro Antiterrorista de la Armada de los Estados Unidos.
Según su confesión, la utilización de esta información no fue perjudicial para el país norteamericano y decidió cometer este acto de traición porque el establishment político de esa época estaba en contra de ayudar a su principal aliado en Medio Oriente. Reportes más actuales confirmaron que la cúpula del gobierno, liderada por el entonces presidente Ronald Reagan, no tenía conocimiento que las agencias de inteligencia de EE.UU. estaban reteniendo esta información de Israel.
A pesar de haber sido condenado de por vida, por su avanzada edad fue puesto en prisión domiciliaria el 20 de noviembre de 2015. 5 años después, el 20 de noviembre de este año, el Departamento de Justicia de Trump decidió que su encierro había expirado y que su liberación no presenta ningún peligro a la seguridad de Estados Unidos, por lo que fue puesto en total libertad.
Tras cumplir su larga condena, aprovechó su libertad para volver al país para el cual estaba dispuesto a dar su vida: tomó un vuelo privado hacia Israel y arribó en Tel Aviv junto a su esposa Esther.
Cuando aterrizó en el aeropuerto Ben Gurión, se encontró con la sorpresa de que sería recibido personalmente por el Primer Ministro y Jefe de Gobierno, Benjamín Netanyahu.
Netanyahu dijo posteriormente en una conferencia de prensa que le dio la bienvenida al ex espía y que “ahora puede empezar una nueva vida, con libertad y felicidad”.
Por su parte, el nacido en Estados Unidos pero nacionalizado israelí Pollard se mostró muy alegre de regresar a su país “no de nacimiento pero sí de sentimientos” y le dio las gracias a los ciudadanos israelíes y al Primer Ministro por apoyarlo.
“Esperamos ser ciudadanos productivos lo antes posible e iniciar nuestras vidas aquí. Este es un país maravilloso. Tiene un futuro tremendo. Es el futuro del pueblo judío y no vamos a irnos a ninguna parte”, le comentó Pollard en exclusiva al diario israelí Haaretz.

Pollard recibiendo su nueva documentación de ciudadano israelí por parte del Primer Ministro. Fuente: El País.
Años antes de su regreso, el espía había afirmado sus intenciones de mudarse a Israel tras cumplir su condena, la cuál cumplió según él “de forma orgullosa” por haber servido a su país.
Pollard no dudó en múltiples ocasiones en afirmar que él jamás ha querido traicionar la confianza de Estados Unidos, si no que hizo lo que hizo porque “los servicios de inteligencia estadounidenses estaban poniendo en peligro la seguridad de Israel al retener información crucial”.
Esta “información crucial” eran datos acerca del armamento y apoyo logístico que la Unión Soviética le estaba dando a los países árabes en su guerra contra Israel; además de los nombres de varios agentes soviéticos que habían sido desenmascarados por la CIA que estaban trabajando activamente en promover el socialismo islámico en países como Egipto, Siria o Irak.
No hubo palabras de agradecimiento para el actual Presidente Trump, seguramente de manera deliberada, pero se sabe que él tuvo un importante rol en facilitar la liberación de Pollard antes que termine el año.
En los últimos días de sus cuatro años de gobierno, Trump está aprovechando para usar todo su poder presidencial para sanar las injusticias que el establishment político del pasado ha cometido.
Junto a los indultos a los perseguidos políticos por Obama, también ha indultado, conmutado penas y facilitado la liberación de decenas de figuras controversiales que de diversas maneras han logrado poner en jaque a los gobiernos tanto demócratas como republicanos que se excedieron en sus funciones e incluso conspiraron con los enemigos de Estados Unidos.
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