Debido a las múltiples denuncias que existen hace algunos años acerca de las prácticas empleadas por la monarquía qatarí para preparar el país para el Mundial de Fútbol 2022, el diario británico The Guardian llevó a cabo una extensa y profunda investigación de lo que está pasando en la nación árabe.
El reporte asegura que más de 6.750 trabajadores fallecieron en las obras y trabajos dedicados a la construcción de estadios, infraestructura, instalaciones deportivas, sanitarias y urbanas relacionadas al Mundial.
Además, los números contabilizados solo registran las bajas entre 2016 y octubre del 2020, por lo que desde ese entonces la cifra podría haber incrementado fuertemente, mientras el gobierno acelera las obras para llegar sin retrasos al evento deportivo.
Las investigaciones también confirman una sospecha que se tenía hace bastante tiempo: Qatar emplea esclavos para las obras más importantes.
La estructura política del país prohíbe emplear en tareas de construcción a los nacionales qataríes, por lo que los trabajadores suelen ser inmigrantes de otros países, de bajos recursos, que muchas veces son estafados para entrar a Qatar bajo promesa de un trabajo remunerado.
Estas personas terminan cobrando cifras demencialmente bajas, generalmente pagado en concepto para una comida por día y para alquilar una bolsa de dormir en el complejo de la obra. Además, no se les permite renunciar al empleo ni irse del país; The Guardian señala que al arribar a Qatar les sacan sus documentaciones y pasaportes.
Entre los fallecidos hay trabajadores de países como Nepal, Bangladesh, Pakistán, Bután, y Birmania, aunque el principal afectado es India, de cuya población se han “empleado” a casi 10 mil personas, de los cuales hubo aproximadamente unos 2.711 fallecidos, según la misma Embajada india.

Imagen de la construcción del Estadio Internacional Jalifa, en Doha, por lo menos 34 trabajadores fallecieron en la construcción sólo en el año 2016.
Las muertes tienen diversas causas, siendo una de las más comunes la falta de inversión o preocupación en el cuidado y la seguridad del personal, considerando la gran altura a la que se someten los trabajadores en muchas de las construcciones, lo que ocasionó decenas de muertes por caídas sin arnés.
Otra importante parte de las muertes está relacionada a la poca o nula provisión de agua e hidratación a los trabajadores que, combinado a las temperaturas de más de 35 grados que suceden durante gran parte del año en Qatar, trajeron muchos golpes de calor que dejaron cientos de muertos.
A mediados de 2020, en Qatar se registraron temperaturas cercanas a los 42 grados centígrados. La humedad, extrema a toda hora, llegando a más de 90%, ha sido uno de los principales responsables no solo de las muertes, si no que de complicaciones en la salud de todos los otros trabajadores.
Las autoridades qataríes no niegan las muertes, y en respuesta a la filtración tan solo se remitieron a declarar que el número de muertes es bajo en proporción al número total de trabajadores empleados.
En total, en la construcción de la infraestructura qatarí dedicada casi exclusivamente al mundial se emplean aproximadamente 2 millones de personas, en la mayoría de los casos mano de obra barata proveniente de países empobrecidos del sudeste asiático y África.
Pero la situación es aun más polémica de lo que parece, ya que el dinero para la construcción de estas mega-obras proviene de diferentes fondos otorgados a Qatar por parte de la FIFA.
En total, se cree que la organización futbolística le ha transferido alrededor de 9 mil millones de dólares a Qatar desde 2016. Entre otras cosas, 300 millones de dólares fueron otorgados para la construcción de obras.
Esto, sin embargo, es una pequeña fracción de lo que el gobierno qatarí está gastando para preparar el país para el Mundial. En total, se espera que el costo total de infraestructura y acondicionamiento sea de 220 mil millones de dólares. Qatar espera recuperar todo este dinero y más con la venta de entradas y el turismo que promocionará el evento deportivo más popular del mundo.
A parte del dinero, múltiples grupos y organizaciones pidieron boicotear este mundial, debido a que el país es ultra-islámico y ortodoxo (el más extremista del mundo árabe) y va directamente en contra de las pautas de inclusión de la FIFA.
Qatar es un país que no permite la entrada de judíos o de homosexuales, y en muchas zonas las mujeres no pueden andar con la cabeza descubierta.
Sin embargo, en 2019 el emir Tamim bin Hamad confirmó que están dispuestos a permitir la entrada “de todas las personas del mundo“ mientras dure el Mundial y hasta permitirán la venta de comida kosher y relajarán las reglas del uso del hijab.
A pesar de que relajen las estrictas medidas religiosas para hacer dinero con el Mundial, el hecho de hacer un evento de este calibre en un país que es señalado por Estados Unidos y Europa como el “principal Estado difusor financiero del terrorismo global” deja muy parado a la FIFA.
En las palabras del ex presidente de la organización Sepp Blatter: “Creo que fue un grave error elegir a Qatar para el Mundial del año 2022“.
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