La Unión Europea continúa su persecución judicial contra Polonia
La Unión Europea vuelve con sus ataques a la autonomía de Polonia, abriendo un cuarto expediente judicial en su contra. El gobierno de Andrzej Duda busca limpiar de corrupción a Polonia, pero Bruselas parece estar decidido a no permitirlo.
La vicepresidente de la Comisión Europea, Vera
Jourová, anunció este miércoles la apertura del cuarto expediente contra
Polonia por “socavar la independencia judicial”. La medida viene
luego de que el gobierno polaco anunciara una nueva ley que busca terminar con
la corrupción en el Poder Judicial del país.
La mandataria europea agregó que “los jueces de otros países deben
confiar en que los jueces polacos actúan de forma independiente“,
considerando que la ley puede implicar un control político de las decisiones
judiciales e impedir a los jueces aplicar el derecho de la Unión Europea. El
relator especial de la ONU para la independencia de abogados y magistrados, se
mostró, en un posteo de Twitter, en consonancia con lo expresado por las autoridades
europeas.
Este “proceso de
infracción” que viene luego de los abiertos por la
reforma de los tribunales ordinarios, del Tribunal Supremo y del régimen
disciplinario para los jueces ordinarios, fue avalado por el Tribunal de
Justicia de la Unión Europea que obliga al gobierno a retrotraer las medidas,
con amenazas de incurrir en sanciones económicas y políticas.
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A largo plazo, esto podría llevar a la
suspensión del derecho de voto de Polonia en el ámbito de la Unión Europea, ya
que Bruselas activó en el año 2017 un procedimiento inédito conocido como
“Artículo 7” por un riesgo de “violación grave del Estado de
derecho”. En un caso similar, Hungría, que también mantiene un tenso
proceso con las autoridades europeas, anunció que usaría su poder de veto en
caso de que quieran suspenderle el derecho de voto.
Las autoridades europeas dieron un plazo de dos meses para que Varsovia
vuelva atrás con sus medidas, y acusó al partido gobernante Ley y Justicia, y a
su líder y Presidente de la República de Polonia, Andrzej Duda, de socavar la democracia del
país al aumentar el control del Ejecutivo sobre tribunales, medios de comunicación
y la sociedad civil.
El gobierno polaco está llevando adelante una serie de reformas en el sistema judicial, plagado de corrupción desde las épocas del régimen comunista. Las trabas de Bruselas complican la tarea del gobierno de Andrzej Duda, pero, ¿Podrá continuar la U.E. arriesgando la estabilidad del bloque luego del vergonzoso manejo del virus chino?
El Mandatario ya había sostenido una cita en septiembre con el timonel del Partido Popular de España, quien además visitará Argentina, Uruguay y Paraguay.
El Partido Popular de España anunció que el próximo viernes su líder, Pablo Casado, se reunirá en Chile con el Presidente Sebastián Piñera.
Este será el segundo encuentro en tres meses, ya que en septiembre ambas figuras políticas tuvieron una cita en el marco de la gira del Mandatario nacional por España.
En esa ocasión, tanto el líder opositor hispano como Piñera abordaron “los principales puntos de la agenda para el fortalecimiento de la relación de Chile con España y con la UE. Especialmente, el avance de la vacunación, la oportunidad de incrementar las inversiones españolas en Chile, el uso de España como hub para los intereses de Chile en Europa, el desarrollo del proceso constituyente y la amenaza del populismo para el conjunto de la región”, informó en ese entonces el PP.
“Tengo la fortuna de conocer a Sebastián Piñera desde hace diez años y es una referencia de gestión pública y de éxito personal. Es un gran amigo de España y que siempre ha buscado lo mejor para el vínculo hispano-chileno, como hizo en su visita a España, rebatiendo los ataques a la Hispanidad y reivindicando a la ‘madre patria’ como parte de la historia común y compartida muy positiva para todos, que debe mantenerse en el futuro”, dijo Casado a El Mercurio a fines de septiembre de este año.
Esta visita del líder conservador se da en el marco de una gira por Sudamérica, que partirá el martes en Argentina, donde se reunirá con el jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez. Luego se dirigirá a Uruguay donde será recibido por su presidente, Luis Lacalle Pou, al igual que en Paraguay, donde estará con el Mandatario Mario Abdo.
Un gobierno de coalición entre socialdemócratas, ecologistas y comunistas creó en 5 años la peor crisis habitacional de la historia de Europa, y ahora van por más.
Berlín vive un momento de máxima tensión política como no se veía desde la caída del Muro. Desde 2016, el alcalde socialdemócrata Michael Müller gobierna junto a Los Verdes y al partido comunista Die Linke, en un gobierno de extrema izquierda que en 5 años ha destruido la economía de la capital alemana.
Nada ha sufrido más las reformas socialistas que el mercado inmobiliario. Actualmente la capital está en una crisis habitacional sin precedentes. En 2016 y en 2019, el gobierno de coalición de Müller pasó leyes para regular los alquileres y la venta de inmuebles, lo cual solo profundizó la crisis.
Estas regulaciones y tope de precios llevó a que las viviendas solo sean accesibles para mega-empresas, las cuales no desaprovecharon la oportunidad y empezaron a comprar departamentos en toda la ciudad. Al ser un mercado tan inflexible y con precios tan altos y regulados, las empresas privadas podían sacar buenos márgenes a su inversión.
Pero en vez de identificar el problema como uno de exceso de regulación y corporativismo, el gobierno berlinés decidió presentar un referéndum, a votarse el mismo día de la elección federal de este domingo, para expropiar estas 200.000 viviendas que están en manos de conglomerados empresariales, además de otros 100.000 departamentos en manos de importantes familias que tienen más de 3.000 propiedades.
El resultado de la consulta popular fue abrumador: la postura a favor de la expropiación se impuso con el 56,5% de los votos al rechazo, el cual solo obtuvo un 38,8%. Asimismo, los votantes que votaron por el “Sí” lograron superar el piso mínimo requerido para la validación del plebiscito – el cual se ubicaba en 611.900-, al obtener un total de 717.363 votos.
Si bien elreferéndum no es vinculante, no hay dudas que el gobierno de Müller empezará con las expropiaciones masivas prontamente. En sus discursos ha dicho que él cree que la situación se solucionará solo con una intervención del Estado, expropiando las viviendas “de los ricos” y ofreciéndolas a precios más bajos podrá reducir la especulación inmobiliaria y ofrecer espacios habitacionales a precios más accesibles.
Michael Müller, el alcalde que lidera un gobierno de extrema izquierda en Berlín.
Actualmente, el 80% de los berlineses alquila ya que es imposible comprar una vivienda por los altos precios de los inmuebles, y se estima que entre 2017 y 2030 la ciudad necesitará al menos 200.000 nuevas propiedades para hacer frente al problema de vivienda.
El miércoles pasado, antes del referéndum, el gobierno de Berlín ya había comprado a las principales inmobiliarias, Deutsche Wohnen y Vonovia, adquiriendo 14.750 viviendas y 450 locales por 2.500 millones de euros (casi 3.000 millones de dólares), con el fin de intervenir en los precios del alquiler.
Estas propiedades serán distribuidas entre las compañías públicas de vivienda de la ciudad y se suman a otras 6.000 casas sociales que habían sido compradas en 2019 a la inmobiliaria Ado Properties.
Sin embargo, el nivel de expropiación que la coalición entre socialdemócratas, ecologistas y comunistas tiene en mente para lograr su objetivo es tal que necesitaban de un plebiscito que les otorgue un apoyo público porque la situación se pondrá muy oscura muy pronto.
Las elecciones alemanas están más fragmentadas que nunca: el izquierdista Olaf Scholz se impone pero no logra una mayoría clara para suceder a Angela Merkel.
Los alemanes acudieron a las urnas este domingo 26 de septiembre para definir al sucesor de la canciller Angela Merkel, quien dejará el poder tras 16 años al frente del gobierno, y se va con una profunda crisis política y social.
Tras el recuento de los 299 distritos electorales, los socialdemócratas se alzan como ganadores con el 25,7% de los votos y 206 bancas, dejando a los demócrata cristianos de la CDU/CSU en segundo lugar, con el 24,1% del total y solo 196 bancas. Perdieron 7,9 puntos porcentuales respecto a las elecciones pasadas y el histórico partido alemán obtuvo su peor resultado desde la Segunda Guerra Mundial.
Los Verdes quedan como el tercer partido más votado, con el 14,8% de los votos y 118 escaños, haciendo así la mejor elección de su historia. Seguido quedaron los liberales progresistas del FDP, con 11,5% y 92 bancas; luego los derechistas de AfD, con 10,3% y 83 bancas; y últimos los comunistas de Die Linke, con 4,9% y solo 39 escaños.
El claro ganador de la elección fue el Partido Socialdemócrata alemán (SPD) y su candidato Olaf Scholz, actual vicecanciller de Merkel. Hace años que viene tratando de minar la autoridad de la saliente Canciller y ahora está a un paso de llegar al poder.
Scholz había apostado a una coalición de izquierda con Los Verdes y Die Linke, una composición de gobierno que a pesar de los desastrosos resultados económicos viene imponiéndose fuerte en Berlín. Pero la suma de estos tres partidos quedó apenas afuera de poder lograr la mayoría: ganaron 363 parlamentarios y necesitan 368.
Esto abre la puerta a una enorme cantidad de posibilidades, donde Scholz queda al frente en prácticamente todos los casos. Al fallar conformar una mayoría de izquierda, el mandato de gobierno pasaría a Armin Laschet, el líder de la CDU. En papeles, Laschet podría conformar un gobierno de derecha junto a la CSU de Markus Söder, el FDP y AfD con 371 bancas, pero ni él ni el líder liberal Christian Lindner quieren unirse a la derechista Alice Weidel, y desde antes de que se publicaran los resultados ya habían descartado esa alianza.
Otra posible conformación de gobierno de Laschet es con la CSU, el FDP y Los Verdes, que suman 407 bancas, pero tanto Söder como Lindner han dicho que las propuestas económicas ajenas al cambio climático de Los Verdes son inaceptables y esta alianza, si bien es más posible que con AfD, también resulta poco probable.
Lo que los medios locales andan diciendo es que ante la imposibilidad de Scholz y de Laschet de hacer un gobierno de izquierda o de derecha, lo más probable es que vuelvan a armar lo que en Alemania se conoce como “Große Koalition” (Gran Coalición), que es una alianza entre el SPD y la CDU/CSU.
Con esta coalición es que Angela Merkel gobierna el país desde 2005 (excepto entre los años 2009 y 2013). El problema es que esta alianza siempre benefició a los demócrata cristianos, y la cancillería de Merkel nunca estuvo en duda. Pero con los resultados de esta elección la Gran Coalición debería tener por primera vez a Scholz a la cabeza, y Laschet, quien quería ser el sucesor de Merkel, de vice.
El nuevo gobierno deberá asumir en noviembre, y los partidos alemanes tendrán un octubre muy movido de negociaciones y disputan políticas por decidir quién se queda con el control del Bundestag.
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