El gobernador de Sicilia ordenó la inmediata salida de inmigrantes ilegales de la isla
El gobernador Nello Musumeci, desesperado por la situación sanitaria y la descontrolada inmigración en Sicilia, decretó que los actuales refugiados serán enviados al resto de Italia y que no desembarcará un solo buque más.
Luego de largos conflictos entre la población de Sicilia, en el sur de Italia, y las autoridades del Gobierno Nacional, finalmente las autoridades locales decidieron dar la orden y expulsar a todos los inmigrantes ilegales alojados en los centros de recepción de la región.
La orden, firmada por el gobernador de la región del sur de Italia, Nello Musumeci, buscará gestionar durante los próximos días el traslado de cientos de personas al resto de Italia. A su vez anunció la prohibición de nuevos desembarcos en la isla.
La ordenanza impone la prohibición de “entrada, tránsito y estacionamiento” para “todo migrante que llegue a las costas sicilianas con barcos grandes o pequeños, incluidos los de las ONG, de forma ilegal“.
“Todos los migrantes presentes en los puntos de acogida y en todos los centros de recepción de Sicilia deberán ser trasladados sin demora a estructuras fuera de la isla”, señaló Musumeci el domingo, y agregó que “se notificará a todas las prefecturas de la isla y al Gobierno Nacional“.
De todas formas, el Ministerio del Interior Nacional, antiguo bastión de la anti inmigración en Italia cuando estaba en manos del derechista Matteo Salvini, ha dicho que esta cuestión no es competencia de las regiones y que este accionar es ilegal.
Desde la salida de La Lega del Gobierno, el Ministerio del Interior ahora está en manos de la socialdemócrata Luciana Lamorgese, que ha reanudado todas las políticas de inmigración masiva promovidas por la Unión Europea.
Lamorgese trató de calmar la situación señalando que Sicilia, que soporta una gran presión por los desembarcos masivos de migrantes del norte de Africa, es un tema “de suma relevancia” para el Gobierno Nacional y que están tratando de buscar soluciones para aligerar esa presión.
Sicilia se ha convertido en la puerta de entrada de la inmigración africana a Europa, pero por el COVID_19, estos migrantes han estado aucumulándose en la isla, generando un verdadero conflicto sanitario.
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“Sicilia no puede ser invadida mientras Europa mira hacia el otro lado“, escribió en Facebook el gobernador Musumeci, quien argumenta la necesidad de esta disposición alegando que actualmente no es posible garantizar la estancia de todos los refugiados en la isla cumpliendo con las medidas sanitarias para prevenir el contagio por coronavirus. A su vez, Musumeci recuerda el caso de la isla de Lampedusa, y asegura que quiere evitar el colapso total como ocurrió allí.
“La Región de Sicilia pone a disposición de las autoridades nacionales el personal necesario para los controles sanitarios que permitan el traslado de los migrantes con seguridad“, agrega la ordenanza que se extiende en 33 páginas. “El constate desembarco de población migrante, mediante embarcaciones no autorizadas, incide de modo significativo y alarmante en el riesgo concreto de difusión del contagio, con evidente perjuicio para el orden y la seguridad públicos y, por ende, la tutela de la salud“.
Cabe recordar que Italia fue uno de los pocos países de Europa que rechazó firmar el Acuerdo Global Migratorio de la ONU, realizado en el año 2018, por lo que no tiene una obligación de aceptar indiscriminadamente refugiados, si no que esta es una política del gobierno socialdemócrata.
Nello Musumeci, Presidente de la Región de Sicilia, del conservador Fratelli d’Italia.
Por Alfonso Lorenzo de Olmos, para La Derecha Diario.
Todos los arcos políticos en Italia se han unido para impulsar una reforma fiscal y tributaria que baje efectivamente los impuestos en el país europeo, como mecanismo para salir de la crisis económica.
El gobierno de coalición que encabeza Mario Draghi promovió una reforma fiscal que incluye una importante baja de impuestos con el objetivo de “impulsar un crecimiento estructural en el país”, según dijo este domingo el ministro italiano de Economía, Daniele Franco, que aseguró que la economía nacional avanzará al menos un 5,8% en 2021 y un 7% en 2022, producto de esta rebaja impositiva.
“La reforma fiscal se centrará en mitigar la presión fiscal y en rebajar el impuesto sobre la renta de las personas físicas, ya que la carga tributaria debe ser lo más favorable posible, entre otros factores, para potenciar el empleo y ayudar”al país a crecer en el medio y largo plazo en la medida de lo posible”, dijo Franco, en una intervención en el Foro de diálogo económico Ambrosetti, que concluye hoy en la localidad italiana de Cernobbio (norte).
La estimación de crecimiento del 5,8% es superior a la estimada por el Ejecutivo el pasado mes abril, antes de que se proponga la reforma, cuando se calculó que el Producto Bruto Interno (PBI) crecería un 4,5% este año, y ya fue adelantada este sábado por el presidente de la República, Sergio Mattarella, que comentó que Italia crecerá un 6 por ciento en 2021 y un 7 por ciento en 2022, según las estimaciones del gobierno.
El ministro italiano reconoció que no existen “varitas mágicas” para salir de la crisis derivada de la pandemia, pero que uno de los factores cruciales será la correcta aplicación del Plan de Recuperación, que tiene una dimensión total de más de 200.000 millones de euros y que se financiará con 191.500 millones de euros que Italia recibirá del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia europeo, un fondo creado por la contribución de todos los países de la Unión Europea a lo largo de los años, y que se utiliza en momentos de crisis, además de 30.000 millones de recursos propios.
El Gobierno italiano debe presentar antes de finales de este mes una actualización del cuadro macroeconómico de este año y los tres siguientes, que le servirá para elaborar los presupuestos generales de 2022 que deberán ser aprobados para final de año, una vez recibido el visto bueno de la Comisión Europea.
Para esto, Italia debe implementar algunas medidas sanitarias que estén acorde a las “recomendaciones” de la Comisión, entre ellas el ‘Pase Verde’, que obliga a los ciudadanos a estar vacunados para poder ejercer sus derechos: ir a restaurantes, ir al cine, usar transporte público o salir del país.
Los partidos de derecha La Lega (Salvini) y Forza Italia (Berlusconi), quienes forman parte del gobierno de coalición italiano, han tenido que agachar la cabeza y aceptar el pasaporte sanitario, porque si no la Unión Europea no le giraría los fondos e Italia entraría en una recesión sin precedentes.
Una de las caras más visibles del establishment italiano asumió la presidencia del M5S, el partido más grande del Parlamento pero que actualmente no supera el cuarto puesto en las encuestas, tras haber traicionado a sus votantes.
El ex primer ministro italiano Giuseppe Conte tomó el sábado oficialmente control del Movimiento 5 Estrellas (M5S, por sus siglas en italiano), el mayor partido en el Parlamento pero que actualmente está profundamente dividido.
El M5S empezó como un movimiento anti clase política, profundamente anti establishment y que prometía una renovación en Italia. Esto lo llevó a ser el partido más votado en las elecciones del 2018, por delante del derechista La Lega, que también prometía una reforma política en el país.
Esto llevó a una inusual alianza, entre M5S y La Lega, en una especie de coalición izquierda/derecha para sacar al país de la crisis de representación que estaba atravesando. Para coordinar esta extraña unión, ambos partidos acordaron designar a Conte como Primer Ministro, que hasta ese entonces era un jurista de renombre sin afiliación partidaria y que designaría un gabinete tecnócrata de expertos para sacar al país de la crisis.
Esta alianza fue un fracaso. El M5S terminó tomándole gusto a ser parte de la clase dirigente y rápidamente expulsó a su líder Beppe Grillo en favor de Luigi Di Maio, por ese entonces Canciller de la coalición y miembro del establishment italiano.
Conte también tuvo un giro inesperado. Lejos de la imagen centrista y moderada que había tenido antes de su designación, al llegar al poder expulsó a La Lega del gobierno, sumó al socialdemócrata Partido Demócrata a la coalición y formuló un gobierno de extrema izquierda: estatizó múltiples empresas, entre ellas la aerolínea Alitalia, la constructora ASPI y la manufacturera Ilva.
Los italianos, que no habían votado un gobierno de extrema izquierda, de hecho, habían votado todo lo contrario, dado que La Lega es un partido de derecha y M5S era en 2018 un partido tercera posición, terminó completamente desilusionado con Conte y múltiples marchas se empezaron a organizar en su contra, especialmente tras el fracaso rotundo en la gestión de la pandemia.
Conte terminó dimitiendo en enero y se formó un nuevo gobierno de unidad, esta vez con todos los partidos italianos adentro, con la única excepción del derechista Fratelli de Giorgia Meloni, que es actualmente la única oposición en el Parlamento. Este gobierno, a cargo del economista Mario Draghi, tiene como objetivo sacar a flote a Italia, cuya economía quedó por los suelos con la pandemia.
Conte se convirtió en el principal aliado de China en Europa.
En las últimas elecciones regionales, llevadas a cabo en 2020, el M5S perdió en 2 años todo el apoyo que había logrado, pasando de ser la segunda fuerza a nivel nacional y primera en el Parlamento a último lugar en todas las provincias del país. Esto generó la dimisión de Di Maio, y las autoridades del partido, enamoradas ahora del poder político que tanto habían despotricado en el pasado, nominaron a Conte como su nuevo presidente.
En una votación en línea, a la que accedieron 62.000 personas y que tenía a Conte como único candidato, se confirmó su designación el viernes por la noche con casi el 93% de los votos. Hubo un 7% que votó en blanco.
Conte prometió seguir apoyando a Draghi, quien dirige desde febrero el gobierno de unión nacional. Según indicó al diario Il Fatto Quotidiano, “el M5S trabajará para aportar una cooperación fiel al gobierno de un país que todavía tiene que salir de la emergencia económica y sanitaria“.
Como era de esperarse, la designación de Conte generó una enorme fractura en el M5S, principalmente entre las autoridades del partido, que fueron elegidas en 2018 y hasta 2023 no deberán ser renovadas, y los fieles votantes del partido, que piden volver a las raíces de la formación política que nació del descontento general tras la crisis financiera del 2008 y de los salvatajes que dio el gobierno a las principales empresas del país mientras la gente perdía su empleo.
Hoy en día el Movimiento que toma su nombre de las 5 propuestas originales de Beppe Grillo (el bien común, la ecología, la justicia social, la innovación tecnológica y la economía social de mercado) cuenta con un mínimo apoyo dentro de la sociedad a pesar de seguir siendo el partido más grande del Parlamento y un miembro fundamental del actual gobierno.
Los sondeos lo dan en 4to o 5to lugar, con menos del 15% de la intención de voto a nivel nacional. En 2018, había sacado casi 40%.
Con foco en la ciudad de Turín, el movimiento No Paura Day (Día Sin Miedo) organizó una serie de masivas protestas contra el gobierno italiano por implementar el “Covid Green Pass”.
El gobierno de Mario Draghi implementó este jueves el “Pase Verde Covid” según las especificaciones de la Unión Europea: a partir del 6 de agosto, los italianos deberán mostrar un certificado de vacunación en sus celulares para entrar en espacios cerrados como cines, restaurantes, museos, teatros, gimnasios, etc.
Para los infractores de la medida están previstas multas entre 400 y 1.000 euros, mientras los gestores de las actividades que toleren las transgresiones no solo incurrirán en sanciones pecuniarias, sino que arriesgarán el cierre del local para un período entre uno y diez días.
Pero la medida va más allá y según el mismo primer ministro, en septiembre se debatirá acerca de hacer este pase una obligación para poder viajar dentro del país en tren, avión o colectivo de larga distancia, lo cual muchos grupos anti-cuarentena aseguran que es inconstitucional.
Por este motivo, el movimiento No Paura Day (Día Sin Miedo) organizó a través de las redes sociales una masiva manifestación en la ciudad de Turín para el jueves a la noche, exigiendo a las autoridades revocar el certificado verde, abstenerse de imponer la vacunación obligatoria y no prorrogar más el estado de emergencia por el coronavirus.
Según declara el movimiento en su cuenta de Facebook, su objetivo consiste en que “la gentesea cada vez más consciente de lo que quieren imponer a toda la población, utilizando como excusa una pandemia y un verdadero estado de emergencia militar. Se trata de nuestro presente y del futuro de las próximas generaciones“.
La marcha tuvo varios ponientes, entre ellos Roberto Mossetto, líder del partido opositor Forza Nuova Torino y Ugo Mattei, profesor universitario y candidato a la alcaldía de la capital piamontesa por una lista cívica. Entre el público, se cantó: “No a la dictadura, queremos libertad“.
En los próximos días el movimiento planea organizar manifestaciones en otras ciudades italianas, hasta que el gobierno socialdemócrata dé marcha atrás con el pasaporte de vacunación.
NOW – Thousand take it to the street in #Turin as Italy makes Covid "green pass" mandatory for most public places.pic.twitter.com/8QJnFMhjJd
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