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Alemania

Importantes políticos europeos y la ONU salen en defensa del grupo terrorista de izquierda Antifa

Desde que el presidente Trump declaró a Antifa como un grupo terrorista, tanto Angela Merkel como la ONU han salido en defensa de este grupo que en Europa ha cometido gravísimos ataques terroristas con motivación política y muy cercanos al homicidio.

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En estos últimos días, la organización terrorista Antifa ha recibido enormes apoyos impensados de parte de poderosos políticos europeos y de la misma ONU.

El pasado 14 de junio, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció que declararía a Antifa como una organización terrorista en el país, lo cual despertó críticas de una enorme porción de la izquierda no solo norteamericana si no que en Europa.

Cuatro días después, el jueves 18, la actual canciller de Alemania, Angela Merkel, en respuesta a este nuevo rótulo del FBI, ofreció casi dos millones de euros de las arcas del Estado alemán en apoyo financiero de este grupo.

Esta atrocidad fue revelada por miembros del partido de derecha, Alternativa por Alemania (AfD), que vienen monitoreando las actividades de Antifa en el país hace tiempo, ya que sus políticos y simpatizantes han sido víctimas de sus ataques en reiteradas ocasiones.

El vocero del AfD, Petr Brystron, publicó un video en su canal de YouTube donde expone las conexiones de Antifa con el gobierno de Merkel.

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Así como en Estados Unidos, Antifa ha operado de manera clandestina pero ha sido partícipe de múltiples atentados terroristas. Casi todos los actos políticos que realiza el AfD son atacados por miembros de Antifa; sin lugar a duda generando uno de los climas más hostiles en la política alemana desde los años previos a la Segunda Guerra Mundial.

En enero de 2019, el líder del AfD en el Parlamento alemán, Frank Magnitz, de 66 años, fue atacado a la salida de un acto de campaña de año nuevo con un objeto contundente. Magnitz quedó hospitalizado y tuvo varios días pérdida de memoria.

FUERTES IMÁGENES: ataque Antifa al diputado Frank Magnitz.

El diputado quedó con graves heridas expuestas y perdió la conciencia por varias horas.

Este ataque, además, ocurrió unos días después del ataque a la sede del partido en la ciudad de Döbeln que fue volado a pedazos por una bomba casera. 

Según la Oficina de Policía Criminal fue perpetrado por “grupos de extrema izquierda con motivaciones políticas”.

Desde 2014 hasta la fecha casi 600 políticos o simpatizantes del AfD tuvieron recibieron algún tipo de ataque de Antifa, notablemente los políticos Jörg Meuthen, Beatrix von Storch, Uwe Junge y Guido Reil.

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Más cercano a la actualidad, el pasado 19 de mayo de este año en la localidad de Stuttgart, una furiosa horda de 40 miembros de Antifa atacaron a un grupo de manifestantes frente a la Mercedes Benz Arena que estaban reclamando por una flexibilización de la cuarentena por el coronavirus. 

En esta manifestación había miembros del AfD y gremialistas del sector industrial que pedían por la re-apertura de la actividad económica. Uno de ellos, Andreas Ziegler, sindicalista de la empresa Mercedes Benz, recibió un disparo en la cabeza por parte de un terrorista de Antifa. Ziegler terminó en estado de coma y fue llevado al hospital. 

Afortunadamente, Andreas Ziegler está vivo y se está recuperando. Pero ninguno de los responsables de este ataque fue detenido.

La financiación de Merkel, líder del gobernante partido CDU, a un grupo como Antifa que desde hace 6 años realiza ataques casi exclusivamente a otro partido político, el AfD, puede ser visto como una promoción estatal del terrorismo de Estado.

El periodista Christian Jung, del Metropolico TV Alemán, investigó en detalle las relaciones que tiene Antifa con los gobiernos del CDU de localidades alemanas como Hamburgo, Berlín, Bremen y Múnich, quienes les oferecen “cuarteles generales”, desde donde pueden operar sin ser perseguidos por la policía. 

Según Jung, Antifa en Alemania se ha convertido en un grupo de choque, utilizado por los principales partidos gobernantes para atacar y perseguir a sus opositores políticos sin quedar pegados.

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La ONU, desde su cuenta de Twitter oficial de las oficinas centrales en Ginebra @UNGeneva, publicó un tweet el 19 de junio defendiendo a Antifa y expresando su apoyo ante los “ataques” de la administración Trump, acompañado de una foto de la bandera comunista de “Acción Anti-Fascista”.

“Expertos en #DerechosHumanos de la ONU han expresado su profunda preocupación sobre el reciente comunicado del Fiscal General de los Estados Unidos describiendo a #Antifa y otros activistas anti-fascistas como terroristas domésticos, decir esto socava los derechos de expresión y de protestas pacíficas en su país”

Este insólito mensaje marcó la primera vez que la ONU expresó su apoyo abierto por una organización que los Estados Unidos tiene declarada como terrorista.

Rápidamente en Twitter millones de usuarios repudiaron esta publicación, y se hizo tendencia #DefundUN (“desfinanciar a la ONU”).

Finalmente, la ONU eliminó el tweet, aunque no publicó ningún mensaje pidiendo perdón por lo dicho ni se retractó.

Antifa, sin lugar a dudas, tiene amigos bien colocados en las altas esferas del poder, y no solo en Europa. Como revelamos desde La Derecha Diario anteriormente, en Estados Unidos tuvieron grandes donaciones de parte de miembros del Partido Demócrata.

Por Alfonso Lorenzo de Olmos, para La Derecha Diario.

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Alemania

El gobierno de extrema izquierda en Berlín gana un referéndum para expropiar viviendas a los ricos

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Un gobierno de coalición entre socialdemócratas, ecologistas y comunistas creó en 5 años la peor crisis habitacional de la historia de Europa, y ahora van por más.

Berlín vive un momento de máxima tensión política como no se veía desde la caída del Muro. Desde 2016, el alcalde socialdemócrata Michael Müller gobierna junto a Los Verdes y al partido comunista Die Linke, en un gobierno de extrema izquierda que en 5 años ha destruido la economía de la capital alemana.

Nada ha sufrido más las reformas socialistas que el mercado inmobiliario. Actualmente la capital está en una crisis habitacional sin precedentes. En 2016 y en 2019, el gobierno de coalición de Müller pasó leyes para regular los alquileres y la venta de inmuebles, lo cual solo profundizó la crisis.

Estas regulaciones y tope de precios llevó a que las viviendas solo sean accesibles para mega-empresas, las cuales no desaprovecharon la oportunidad y empezaron a comprar departamentos en toda la ciudad. Al ser un mercado tan inflexible y con precios tan altos y regulados, las empresas privadas podían sacar buenos márgenes a su inversión.

Pero en vez de identificar el problema como uno de exceso de regulación y corporativismo, el gobierno berlinés decidió presentar un referéndum, a votarse el mismo día de la elección federal de este domingo, para expropiar estas 200.000 viviendas que están en manos de conglomerados empresariales, además de otros 100.000 departamentos en manos de importantes familias que tienen más de 3.000 propiedades.

El resultado de la consulta popular fue abrumador: la postura a favor de la expropiación se impuso con el 56,5% de los votos al rechazo, el cual solo obtuvo un 38,8%. Asimismo, los votantes que votaron por el “Sí” lograron superar el piso mínimo requerido para la validación del plebiscito – el cual se ubicaba en 611.900-, al obtener un total de 717.363 votos.

Si bien el referéndum no es vinculante, no hay dudas que el gobierno de Müller empezará con las expropiaciones masivas prontamente. En sus discursos ha dicho que él cree que la situación se solucionará solo con una intervención del Estado, expropiando las viviendas “de los ricos” y ofreciéndolas a precios más bajos podrá reducir la especulación inmobiliaria y ofrecer espacios habitacionales a precios más accesibles.

Michael Müller, el alcalde que lidera un gobierno de extrema izquierda en Berlín.

Actualmente, el 80% de los berlineses alquila ya que es imposible comprar una vivienda por los altos precios de los inmuebles, y se estima que entre 2017 y 2030 la ciudad necesitará al menos 200.000 nuevas propiedades para hacer frente al problema de vivienda.

El miércoles pasado, antes del referéndum, el gobierno de Berlín ya había comprado a las principales inmobiliarias, Deutsche Wohnen y Vonovia, adquiriendo 14.750 viviendas y 450 locales por 2.500 millones de euros (casi 3.000 millones de dólares), con el fin de intervenir en los precios del alquiler.

Estas propiedades serán distribuidas entre las compañías públicas de vivienda de la ciudad y se suman a otras 6.000 casas sociales que habían sido compradas en 2019 a la inmobiliaria Ado Properties.

Sin embargo, el nivel de expropiación que la coalición entre socialdemócratas, ecologistas y comunistas tiene en mente para lograr su objetivo es tal que necesitaban de un plebiscito que les otorgue un apoyo público porque la situación se pondrá muy oscura muy pronto.

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Triunfo acotado de la izquierda en las elecciones de Alemania y futuro incierto tras la salida de Merkel

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Las elecciones alemanas están más fragmentadas que nunca: el izquierdista Olaf Scholz se impone pero no logra una mayoría clara para suceder a Angela Merkel.

Los alemanes acudieron a las urnas este domingo 26 de septiembre para definir al sucesor de la canciller Angela Merkel, quien dejará el poder tras 16 años al frente del gobierno, y se va con una profunda crisis política y social.

Tras el recuento de los 299 distritos electorales, los socialdemócratas se alzan como ganadores con el 25,7% de los votos y 206 bancas, dejando a los demócrata cristianos de la CDU/CSU en segundo lugar, con el 24,1% del total y solo 196 bancas. Perdieron 7,9 puntos porcentuales respecto a las elecciones pasadas y el histórico partido alemán obtuvo su peor resultado desde la Segunda Guerra Mundial.

Los Verdes quedan como el tercer partido más votado, con el 14,8% de los votos y 118 escaños, haciendo así la mejor elección de su historia. Seguido quedaron los liberales progresistas del FDP, con 11,5% y 92 bancas; luego los derechistas de AfD, con 10,3% y 83 bancas; y últimos los comunistas de Die Linke, con 4,9% y solo 39 escaños.

El claro ganador de la elección fue el Partido Socialdemócrata alemán (SPD) y su candidato Olaf Scholz, actual vicecanciller de Merkel. Hace años que viene tratando de minar la autoridad de la saliente Canciller y ahora está a un paso de llegar al poder.

Scholz había apostado a una coalición de izquierda con Los Verdes y Die Linke, una composición de gobierno que a pesar de los desastrosos resultados económicos viene imponiéndose fuerte en Berlín. Pero la suma de estos tres partidos quedó apenas afuera de poder lograr la mayoría: ganaron 363 parlamentarios y necesitan 368.

Esto abre la puerta a una enorme cantidad de posibilidades, donde Scholz queda al frente en prácticamente todos los casos. Al fallar conformar una mayoría de izquierda, el mandato de gobierno pasaría a Armin Laschet, el líder de la CDU. En papeles, Laschet podría conformar un gobierno de derecha junto a la CSU de Markus Söder, el FDP y AfD con 371 bancas, pero ni él ni el líder liberal Christian Lindner quieren unirse a la derechista Alice Weidel, y desde antes de que se publicaran los resultados ya habían descartado esa alianza.

Otra posible conformación de gobierno de Laschet es con la CSU, el FDP y Los Verdes, que suman 407 bancas, pero tanto Söder como Lindner han dicho que las propuestas económicas ajenas al cambio climático de Los Verdes son inaceptables y esta alianza, si bien es más posible que con AfD, también resulta poco probable.

Lo que los medios locales andan diciendo es que ante la imposibilidad de Scholz y de Laschet de hacer un gobierno de izquierda o de derecha, lo más probable es que vuelvan a armar lo que en Alemania se conoce como “Große Koalition” (Gran Coalición), que es una alianza entre el SPD y la CDU/CSU.

Con esta coalición es que Angela Merkel gobierna el país desde 2005 (excepto entre los años 2009 y 2013). El problema es que esta alianza siempre benefició a los demócrata cristianos, y la cancillería de Merkel nunca estuvo en duda. Pero con los resultados de esta elección la Gran Coalición debería tener por primera vez a Scholz a la cabeza, y Laschet, quien quería ser el sucesor de Merkel, de vice.

El nuevo gobierno deberá asumir en noviembre, y los partidos alemanes tendrán un octubre muy movido de negociaciones y disputan políticas por decidir quién se queda con el control del Bundestag.

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Alemania

Candidatos a la Cancillería debaten el futuro de Alemania: ¿Vuelve la peor versión de la izquierda al poder?

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Los siete aspirantes se presentaron en el debate de la “Ronda Final”, que fue televisado, para abordar seis áreas temáticas: “violencia de los negacionistas de la pandemia”, cambio climático, relaciones exteriores, economía, entre otras.

Los candidatos a los comicios alemanes debaten y los sondeos dan la ventaja  de Scholz

Todos los candidatos a la cancillería alemana participaron en el último debate televisado previo a los comicios generales del domingo 26 de septiembre. Esta será la primer elección sin Angela Merkel tras 16 años de gobierno ininterrumpido, y todas las encuestas indican que los socialdemócratas se harán del control del poder.

Los líderes de los principales partidos que aspiran a gobernar la primera potencia europea se prestaron en la televisión pública a abordar temas que en previos debates entre los tres mejor situados se habían ignorado, especialmente el del papel de Alemania en la Unión Europea y sus relaciones con países como China o Rusia.

Al debate llegaron el centroizquierdista Olaf Scholz (del Partido Socialdemócrata Alemán, el “SPD”) liderando los sondeos, el centrista Armin Laschet (por la oficialista Unión Cristianodemócrata, la “CDU”), quien permanece en segundo lugar, además de a la líder ecologista, Annalena Baerbock (del Partido Verde, el “Grüne”), al liberal Christian Lindner (del “FDP), a la comunista Janine Wissler (de La Izquierda, el “Die Linke”), a la derechista Alice Weidel (de la Alternativa por Alemania, la “AfD”) y al centroderechista Markus Söder (de la Unión Sociocristiana, la “CSU”), quien va en la misma lista que Laschet y está en alianza con la CDU.

Scholz llega a las generales con un 26% de respaldo en los sondeos y Laschet con un 22%, seguidos a cierta distancia por los Verdes, que comenzaron la campaña en la pasada primavera como la sorpresa que podía hacerse con el Gobierno y que ahora se tienen que conformar con una tercera plaza: alrededor del 16%, según el último sondeo de IPSOS.

El debate en la televisión pública no aclaró mucho más de lo que se sospecha sobre qué coaliciones podrán configurarse después del domingo, y quedó confirmado que si el SPD no pacta con la CDU/CSU, como hizo tantas veces mientras Merkel era Canciller, podrá tener el apoyo de los Verdes y de La Izquierda.

Quedó claro que la CDU/CSU rechaza cualquier acuerdo con los Verdes o La Izquierda, además de que nadie quiere pactar con la AfD, que sigue proscrita por el resto de los partidos alemanes acusándolos de ser “extremistas” y “antidemocráticos”. Todas mentiras que evitan un gobierno de centroderecha entre la CDU/CSU y la AfD, y beneficia a la izquierda.

Scholz intervino en tono y contenido casi distante e institucional, solicitó a los electores que refrenden lo que avanzan los sondeos, que no tiene dudas de que será el más votado, pero que le aporten una mayoría suficiente para liderar el futuro gobierno federal con tranquilidad.

El debate de la “Ronda Final”, como se le denominó, abordó a propuesta de los moderadores seis áreas temáticas: la “violencia de los negacionistas de la pandemia“, la vivienda, la economía, las relaciones exteriores, la “emergencia climáticay las posibles coaliciones.

Todos los partidos, menos el AfD, asegura que las protestas en contra de la cuarentena y de la vacunación obligatoria son parte de un movimiento conspiracionista neonazi que busca derribar al gobierno. Nada más alejado de la realidad, ya que son madres enojadas porque no pudieron mandar a sus hijos a las escuelas, comerciantes que quedaron en la calle por las restricciones y enfermeros que no quieren recibir la vacuna experimental de manera forzosa.

En tema vivienda, el SPD aseguró que quiere promover una ley de alquileres que penalice la vivienda ociosa, como ocurre en Berlín que ha llevado a precios impagables y una crisis inmobiliaria sin precedentes. Pero la socialdemocracia no aprende de sus propios errores.

En temas de la economía se destacó Laschet, quien rechazó la política de suba del salario mínimo que quiere introducir Scholz y le indicó correctamente que una ley de 12 euros por hora generaría un masivo desempleo. Scholz no quedó convencido. “Hemos escuchado todos estos argumentos cuando introdujimos el salario mínimo… Y todo funcionó bien. Conseguimos más trabajos, no menos como algunos predijeron”, dijo Scholz negado con la realidad.

Del intercambio de ideas pudo hablarse por primera vez en campaña sobre las relaciones exteriores de Alemania, especialmente su papel en la Unión Europa y con países terceros, donde China dominó los comentarios.

Scholz reivindicó que la Unión Europea tiene que “hablar con una sola voz” y prestó en su intervención su apoyo explícito a Francia tras el grave desaire causado por Washington con el acuerdo anunciado en materia de defensa en la región del Indopacífico con el Reino Unido y Australia que ha hecho perder a Francia un contrato multimillonario de suministro de submarinos.

Laschet abogó por un papel más fuerte de la Unión en materia de defensa pero pronto el debate abandonó los asuntos europeos, porque China y las prioridades que deben seguirse en las relaciones con el gigante asiático eclipsaron inmediatamente el fugaz interés de los candidatos del país más grande de la Unión.

El debate por el cambio climático fue de los más ridículo. Los moderadores les preguntaron a todos los candidatos qué están haciendo personalmente para bajar las emisiones de carbono.

“Conduzco un automóvil eléctrico y me divierto con él”, dijo Laschet, tratando de apelar a una parte de su agenda con la que se notó que no se siente muy cómodo. Además, tanto Laschet como Söder mencionaron que estaban comiendo menos carne, aunque sin haberla dejado por completo.

Baerbock de los Verdes, mientras tanto, respondió que había estado “viajando en colectivo toda la noche” en la campaña durante las últimas siete semanas, evitando vuelos domésticos de corta distancia.

Lindner, del FDP liberal, se presentó a sí mismo como una persona “climáticamente neutra”, y explicó cómo compraba certificados de CO2 cada año para “borrar” su huella. Weidel, de la AfD, dijo que usaba su bicicleta en lugar de un automóvil cuando era posible, pero agregó que realmente su partido no cree que la contribución humana al calentamiento global sea tan significativa como la describen los medios.

Por su parte, Scholz hizo un mea culpa y dijo que no iba a trabajar en bicicleta, si no que en su auto oficial, “aunque debería ir en bicicleta”, pero como un “político que viaja en convoyes de seguridad y toma muchos vuelos”, dijo que se le hacía imposible. 

Por último, y la respuesta más delirante fue la de Wissler, de Die Linke, quien dijo que limitaba el consumo de electricidad en su casa, apagando todo lo electrónico cuando llegaba de trabajar a la tarde.

Weidel dijo hacia el final del segmento que “cambio climático ha habido siempre” y que en la historia de la humanidad, incluso en la reciente, hubo períodos de más frío y otros de más calor. Estas declaraciones en Alemania son consideradas extremistas y muchos piden que sean censuradas “en nombre de la ciencia”.

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