El salvataje billonario que prepara la Unión Europea
Ante la crisis por el COVID-19 que atraviesa Europa, la presidente de la Comisión Europea puso sobre la mesa un plan de salvataje por un total de 1 billón de euros, en paralelo al Fondo de Recuperación del Banco Central Europeo. ¿Última medida para mantener unida a la Unión?
El COVID-19 atormenta a los países europeos de una forma distinta a cada uno, pero todos están bajo una misma economía que los entrelaza a todos por igual, lo que genera un especial desafío a la hora de generar políticas económicas que permitan sostener el bloque.
Las diferencias de gestión entre el norte y el sur de la comunidad pone hoy en día en riesgo la continuidad de la misma. Países como España e Italia están teniendo graves problemas, no sólo para enfrentar la crisis sanitaria, sino para remontar sus economías en los meses siguientes; por otro lado, los Países Bajos y Alemania se excusan y evitan tener que hacerse responsables por las pérdidas económicas que sus vecinos puedan sufrir.
En los últimos días, la titular del Banco Central Europeo, la infame Christine Lagarde, salió al cruce anunciando que no era responsabilidad suya financiar los bonos italianos. Al día siguiente, los bonos cayeron como nunca antes visto en los últimos 12 años.
Sin embargo, aparentemente, la crisis no sólo involucra a Estados, sino a la misma Unión Europea. Contrariamente a lo expresado por Lagarde, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que la Unión se encontraba en condiciones de financiar un “Fondo de Recuperación Europeo”:
“No estamos hablando de mil millones, estamos hablando de billones”.
Ad
El salvataje de 1.000.000.000.000 de euros es un número aún sin confirmar,pero que pone en la mesa un plan nunca antes visto en Europa desde el famoso “Plan Marshall”, aunque aún no se saben los detalles de cómo se insertarían tantos ceros en la economía europea. ¿Quién va a aportar este dinero y quién va a recibirlo? ¿Será un préstamo o un subsidio? ¿Cómo reaccionará el BCE ante esto?
En medio de las disputas sobre la verdadera uniónde la Unión Europea (UE), se abre un camino al surgimiento de nacionalismos populistas que abogan por el fin del bloque comunitario en pos de Estados nación que comercien libremente entre sí, pero que no se vean atados por lazos políticos.
Esto lleva a un verdadero replanteo de cuál es realmente la función de la UE. Incluso estamos viendo que von der Leyen, mano derecha de Angela Merkel, se opone a la postura de la canciller alemana. La Unión Europea ya cuenta con un protocolo de financiamiento de crisis, pero los países mas afectados por el coronavirus no buscan un préstamo, sino abogan directamente por una subvención o transferencia financiera.
“Esta cifra de un billón de euros es bastante engañosa, si me preguntas. También hay informes que hablan de 2 billones de euros. Se supone que estos números crearán un nuevo apalancamiento. Así, por ejemplo, hay algunos informes que dicen que la Comisión está hablando de pedir prestado alrededor de 300.000 millones de euros que esperan poder convertir en 2 billones de euros”, dijo al medio alemán DW Ángel Talavera, de Oxford Economics.
Ad
Hasta el momento, los países europeos insertaron de manera independiente un total de casi 3 billones de euros en sus economías. Con estas propuestas, se está hablando de casi duplicar esta cifra. En este punto, debemos diferenciar el Fondo de Recuperación delBanco Central Europeo, que apuesta por un programa de compra de bonos para financiar las economías internas, lejos de tratarse del plan de salvataje billonario propio de la UE.
Hoy estamos viendo cómo los distintos países afrontan su situación política, sanitaria y económica, pero esta realidad en algún momento va a terminar, y cada uno deberá rever como salir adelante. En la Unión Europea, la solución individual rara vez es la respuesta común, ¿Qué pasará si no se ponen de acuerdo?
Alemania, principal país de la comunidad y quién ya tiene bajo control su situación sanitaria, se opone a hacerse cargo de los problemas del sur de Europa.Lo cierto es que, hasta mayo, no vamos a conocer más noticias al respecto, pero lo que sí podemos asegurar, es que el Brexit se adelantó a este conflicto, y hoy se encuentra impulsando a otros países a seguir sus pasos.
El Mandatario ya había sostenido una cita en septiembre con el timonel del Partido Popular de España, quien además visitará Argentina, Uruguay y Paraguay.
El Partido Popular de España anunció que el próximo viernes su líder, Pablo Casado, se reunirá en Chile con el Presidente Sebastián Piñera.
Este será el segundo encuentro en tres meses, ya que en septiembre ambas figuras políticas tuvieron una cita en el marco de la gira del Mandatario nacional por España.
En esa ocasión, tanto el líder opositor hispano como Piñera abordaron “los principales puntos de la agenda para el fortalecimiento de la relación de Chile con España y con la UE. Especialmente, el avance de la vacunación, la oportunidad de incrementar las inversiones españolas en Chile, el uso de España como hub para los intereses de Chile en Europa, el desarrollo del proceso constituyente y la amenaza del populismo para el conjunto de la región”, informó en ese entonces el PP.
“Tengo la fortuna de conocer a Sebastián Piñera desde hace diez años y es una referencia de gestión pública y de éxito personal. Es un gran amigo de España y que siempre ha buscado lo mejor para el vínculo hispano-chileno, como hizo en su visita a España, rebatiendo los ataques a la Hispanidad y reivindicando a la ‘madre patria’ como parte de la historia común y compartida muy positiva para todos, que debe mantenerse en el futuro”, dijo Casado a El Mercurio a fines de septiembre de este año.
Esta visita del líder conservador se da en el marco de una gira por Sudamérica, que partirá el martes en Argentina, donde se reunirá con el jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez. Luego se dirigirá a Uruguay donde será recibido por su presidente, Luis Lacalle Pou, al igual que en Paraguay, donde estará con el Mandatario Mario Abdo.
Un gobierno de coalición entre socialdemócratas, ecologistas y comunistas creó en 5 años la peor crisis habitacional de la historia de Europa, y ahora van por más.
Berlín vive un momento de máxima tensión política como no se veía desde la caída del Muro. Desde 2016, el alcalde socialdemócrata Michael Müller gobierna junto a Los Verdes y al partido comunista Die Linke, en un gobierno de extrema izquierda que en 5 años ha destruido la economía de la capital alemana.
Nada ha sufrido más las reformas socialistas que el mercado inmobiliario. Actualmente la capital está en una crisis habitacional sin precedentes. En 2016 y en 2019, el gobierno de coalición de Müller pasó leyes para regular los alquileres y la venta de inmuebles, lo cual solo profundizó la crisis.
Estas regulaciones y tope de precios llevó a que las viviendas solo sean accesibles para mega-empresas, las cuales no desaprovecharon la oportunidad y empezaron a comprar departamentos en toda la ciudad. Al ser un mercado tan inflexible y con precios tan altos y regulados, las empresas privadas podían sacar buenos márgenes a su inversión.
Pero en vez de identificar el problema como uno de exceso de regulación y corporativismo, el gobierno berlinés decidió presentar un referéndum, a votarse el mismo día de la elección federal de este domingo, para expropiar estas 200.000 viviendas que están en manos de conglomerados empresariales, además de otros 100.000 departamentos en manos de importantes familias que tienen más de 3.000 propiedades.
El resultado de la consulta popular fue abrumador: la postura a favor de la expropiación se impuso con el 56,5% de los votos al rechazo, el cual solo obtuvo un 38,8%. Asimismo, los votantes que votaron por el “Sí” lograron superar el piso mínimo requerido para la validación del plebiscito – el cual se ubicaba en 611.900-, al obtener un total de 717.363 votos.
Si bien elreferéndum no es vinculante, no hay dudas que el gobierno de Müller empezará con las expropiaciones masivas prontamente. En sus discursos ha dicho que él cree que la situación se solucionará solo con una intervención del Estado, expropiando las viviendas “de los ricos” y ofreciéndolas a precios más bajos podrá reducir la especulación inmobiliaria y ofrecer espacios habitacionales a precios más accesibles.
Michael Müller, el alcalde que lidera un gobierno de extrema izquierda en Berlín.
Actualmente, el 80% de los berlineses alquila ya que es imposible comprar una vivienda por los altos precios de los inmuebles, y se estima que entre 2017 y 2030 la ciudad necesitará al menos 200.000 nuevas propiedades para hacer frente al problema de vivienda.
El miércoles pasado, antes del referéndum, el gobierno de Berlín ya había comprado a las principales inmobiliarias, Deutsche Wohnen y Vonovia, adquiriendo 14.750 viviendas y 450 locales por 2.500 millones de euros (casi 3.000 millones de dólares), con el fin de intervenir en los precios del alquiler.
Estas propiedades serán distribuidas entre las compañías públicas de vivienda de la ciudad y se suman a otras 6.000 casas sociales que habían sido compradas en 2019 a la inmobiliaria Ado Properties.
Sin embargo, el nivel de expropiación que la coalición entre socialdemócratas, ecologistas y comunistas tiene en mente para lograr su objetivo es tal que necesitaban de un plebiscito que les otorgue un apoyo público porque la situación se pondrá muy oscura muy pronto.
Las elecciones alemanas están más fragmentadas que nunca: el izquierdista Olaf Scholz se impone pero no logra una mayoría clara para suceder a Angela Merkel.
Los alemanes acudieron a las urnas este domingo 26 de septiembre para definir al sucesor de la canciller Angela Merkel, quien dejará el poder tras 16 años al frente del gobierno, y se va con una profunda crisis política y social.
Tras el recuento de los 299 distritos electorales, los socialdemócratas se alzan como ganadores con el 25,7% de los votos y 206 bancas, dejando a los demócrata cristianos de la CDU/CSU en segundo lugar, con el 24,1% del total y solo 196 bancas. Perdieron 7,9 puntos porcentuales respecto a las elecciones pasadas y el histórico partido alemán obtuvo su peor resultado desde la Segunda Guerra Mundial.
Los Verdes quedan como el tercer partido más votado, con el 14,8% de los votos y 118 escaños, haciendo así la mejor elección de su historia. Seguido quedaron los liberales progresistas del FDP, con 11,5% y 92 bancas; luego los derechistas de AfD, con 10,3% y 83 bancas; y últimos los comunistas de Die Linke, con 4,9% y solo 39 escaños.
El claro ganador de la elección fue el Partido Socialdemócrata alemán (SPD) y su candidato Olaf Scholz, actual vicecanciller de Merkel. Hace años que viene tratando de minar la autoridad de la saliente Canciller y ahora está a un paso de llegar al poder.
Scholz había apostado a una coalición de izquierda con Los Verdes y Die Linke, una composición de gobierno que a pesar de los desastrosos resultados económicos viene imponiéndose fuerte en Berlín. Pero la suma de estos tres partidos quedó apenas afuera de poder lograr la mayoría: ganaron 363 parlamentarios y necesitan 368.
Esto abre la puerta a una enorme cantidad de posibilidades, donde Scholz queda al frente en prácticamente todos los casos. Al fallar conformar una mayoría de izquierda, el mandato de gobierno pasaría a Armin Laschet, el líder de la CDU. En papeles, Laschet podría conformar un gobierno de derecha junto a la CSU de Markus Söder, el FDP y AfD con 371 bancas, pero ni él ni el líder liberal Christian Lindner quieren unirse a la derechista Alice Weidel, y desde antes de que se publicaran los resultados ya habían descartado esa alianza.
Otra posible conformación de gobierno de Laschet es con la CSU, el FDP y Los Verdes, que suman 407 bancas, pero tanto Söder como Lindner han dicho que las propuestas económicas ajenas al cambio climático de Los Verdes son inaceptables y esta alianza, si bien es más posible que con AfD, también resulta poco probable.
Lo que los medios locales andan diciendo es que ante la imposibilidad de Scholz y de Laschet de hacer un gobierno de izquierda o de derecha, lo más probable es que vuelvan a armar lo que en Alemania se conoce como “Große Koalition” (Gran Coalición), que es una alianza entre el SPD y la CDU/CSU.
Con esta coalición es que Angela Merkel gobierna el país desde 2005 (excepto entre los años 2009 y 2013). El problema es que esta alianza siempre benefició a los demócrata cristianos, y la cancillería de Merkel nunca estuvo en duda. Pero con los resultados de esta elección la Gran Coalición debería tener por primera vez a Scholz a la cabeza, y Laschet, quien quería ser el sucesor de Merkel, de vice.
El nuevo gobierno deberá asumir en noviembre, y los partidos alemanes tendrán un octubre muy movido de negociaciones y disputan políticas por decidir quién se queda con el control del Bundestag.
Usted debe estar conectado para publicar un comentario Inicio de sesión