China quiere limpiar su imagen tras provocar la pandemia del COVID-19
El régimen le ha perdonado el pago de la deuda a 77 países en vías de desarrollo como “caridad” por la situación desfavorable generada por el virus chino, sin dar detalles de los términos por ahora. La limpieza de imagen que quiere hacer el Partido Comunista Chino.
El viceministro de Asuntos Exteriores, Ma Zhaoxu, anunció en una conferencia de prensa esta semana que China suspendía el pago de la deuda de 77 países en vías de desarrollo, como parte de los esfuerzos para luchar contra el COVID-19.
El Partido Comunista Chino busca limpiar su imagen luego de la terrible pandemia que causaron sobre el mundo, a través de la desinformación y la manipulación de organismos internacionales como la OMS que evitaron que el mundo pueda prepararse para semejante aluvión.
Con este anuncio, muchos países se van a ver directamente beneficiados y con un alivio muy importante al no tener que pagar la deuda con China hasta fin de año, aunque no se han dado detalles de qué países se van a beneficiar y cuánta plata estará involucrada.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se comprometieron junto con el G20 ha otorgar una moratoria sobre el pago de la deuda hasta fin de año. China, al ser el mayor acreedor bilateral de países de bajos ingresos, se comprometió con este proceso y ya ha dado este anuncio.
Estas medidas acompañan al anuncio que dio Xi Jinping en la ‘73rd Session of the World Health Assembly’ en mayo, en donde proclamó que se proveerán 2.000 millones de dólares en un periodo de 2 años para ayudar a combatir el impacto de la pandemia en el mundo. Aquí se adelantó a las demandas de Trump y otros líderes mundiales, que han pensado en cobrarle severas multas a China por permitir que el virus se salga de control y se convierta en una pandemia.
Este anuncio sería muy importante si no fuese porque los datos del régimen chino han demostrado ser muy poco confiables. Aún en los inicios de la pandemia, cuando aseguraron durante casi un mes que el virus no se contagiaba de humanos a humanos.
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En la Conferencia de Prensa Habitual del 8 de junio del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, la portavoz Hua Chunyingse refirió a este documento respondiéndole a un periodista del régimen que seguramente tenía una pregunta armada:
“China emitió el libro blanco no para defendernos, sino para mantener un registro. La historia del combate contra la pandemia no debe estar contaminada por mentiras e información engañosa; debe registrarse con la memoria colectiva correcta de toda la humanidad”
Hasta hoy, China ha asistido a más de 150 países de distintas formas para combatir el coronavirus. Les ha enviado tests, barbijos e incluso respiradores y préstamos. Pero como era de esperarse, hubo múltiples denuncias de que los tests no funcionaban (daban más falsos positivos que verdaderos), los barbijos eran de una calidad no aceptable por estándares salubres de Occidente y los respiradores fueron solamente “prestados”, para ser devueltos una vez que termine la pandemia.
China se ha demostrado muy abierta a ‘ayudar’ a países invirtiendo en ellos y endeudándolos incluso antes de la pandemia, sobre todo en su megaproyecto llamado ‘Belt and Road Initiative’ (BRI). Actualmente, el dinero invertido más lo que se ha comprometido a invertir en estos cientos de proyectos es de un billón de dólares, más de 8 veces el tamaño del Marshall Plan de EE.UU. para reconstruir Europa luego de la 2da Guerra Mundial en dólares de hoy.
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Este proyecto de China también conocido como la ‘Nueva Ruta de la Seda’ involucra directamente a 68 países en los que se desarrollan casi 3.000 proyectos de infraestructura, conectando así a China con muchos países de manera vial, férrea y marítima.
Además, China con estos proyectos apuesta en países con alto riesgo y donde muchos inversores no quieren invertir, y de los 33 países en el mundo que están en riesgo por su deuda, 25 entran en el esquema del BRI.
Así, China se asegura aliados muy importantes no por relaciones políticas pero por una dependencia económica nunca antes vista en el mundo.
Un acuerdo del 2018 empieza a tomar tracción y ya son cinco los Obispos que se designan en acuerdo entre el Vaticano y la dictadura comunista. Anteriormente, estos Obispos eran designados internamente por la Iglesia China y eran opositores al régimen.
Esta nominación surge de un pacto firmado el 22 de septiembre del 2018 entre el Papa Francisco y el Partido Comunista Chino para mejorar las relaciones entre ambas instituciones y que los obispos que se encargan de las iglesias católicas a lo largo de todo el gigante asiático tenga el sello de aprobación tanto del Vaticano como de la dictadura.
Si bien desde la Santa Sede lo promovieron como un gran avance del catolicismo en China, un país que restringe fuertemente la veneración religiosa, la realidad es que estos Obispos son funcionales a la dictadura, ponen en sus iglesias cuadros de Mao Tse Tung o Xi Jinping en vez de Jesús o la Cruz, y rara vez celebran misa.
Imágenes filtradas de China por los medios Bitter Winter y ABC del estado de las Iglesias Católicas por dentro.
El acuerdo es muy malo. El Obispo a designarse es elegido por el Partido Comunista Chino, y el Papa Francisco solo tiene poder de veto. Pero esto no significa nada, ya que si el Santo Padre ejerce su veto, el Buró engendrará otro candidato y así hasta que uno sea aprobado por el Vaticano.
Este acuerdo también fue muy perjudicial para los católicos viviendo en China. La Iglesia China se mantenía en la clandestinidad otorgando misas en secreto para los más de 12 millones de católicos que hay en el país, pero desde la firma de este acuerdo y el blanqueo de lo que estaban haciendo, ahora las misas ahora deben ser aprobadas por el Obispo, que rara vez lo hace.
Sobre este tema, el Papa Francisco ha dicho: “A nivel civil y político, los católicos chinos deben ser buenos ciudadanos, amar a su patria y servir a su país con diligencia y honestidad, lo mejor que puedan. En el plano ético, deben ser conscientes de que muchos de sus conciudadanos esperan de ellos un mayor compromiso al servicio del bien común y el crecimiento armónico de la sociedad en su conjunto“.
Y agregó: “En particular, los católicos deben hacer una contribución profética y constructiva nacida de su fe en el reino de Dios. En ocasiones, esto también puede requerir de ellos el esfuerzo de ofrecer una palabra de crítica, no por oposición estéril, sino en aras de construir una sociedad más justa, humana y respetuosa con la dignidad de cada persona“.
Casi 70 muertos dejan en China una oleada de inundaciones que destruyeron ciudades enteras y mostró nuevamente la represión del régimen, que atacó y acosó a los periodistas de medios internacionales por reportar los hechos.
El Papa Francisco ya comunicó su rezo por los afectados por la catástrofe ambiental que dejó en China destrucción en calles y espacios públicos y casi 70 muertos. En promedio, la lluvia de un año entero en China cayó en apenas tres días.
A su vez, el agua obligó a más de 400 mil ciudadanos de las distintas ciudades afectadas a evacuar la zona y refugiarse donde sea seguro.
Como era de esperar, el desastre también generó enormes pérdidas a la economía nacional y local, sobre todo de la muy afectada provincia de Henan en la que se arrasaron más de 44 mil hectáreas de cultivo, lo que se estima equivale a una pérdida de 10 millones de dólares y mucha comida desperdiciada.
Recovery work is in effect in parts of China’s Henan province, following the city receiving a record rainfall in only a few days. pic.twitter.com/Nf1VXqxJqf
Uno de los accidentes más notorios se dio en la ciudad de Zhengzhou, donde el agua inundó los túneles del tren subterráneo chino y provocó el ahogamiento de 12 personas.
El Ministerio de Salud chino anunció que ya no cooperará más con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su investigación acerca del origen del coronavirus en Wuhan, y rechazó el ingreso del equipo científico al país.
El subdirector de la Comisión Nacional de Salud china, Zeng Yixin, ha rechazado el ingreso de investigadores que tenían como objetivo iniciar la segunda parte de la investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Laboratorio de Wuhan para determinar el origen de la pandemia de coronavirus.
La investigación había comenzado a mediados del 2020, por pedido de Donald Trump (Estados Unidos), Boris Johnson (Reino Unido), Angela Merkel (Alemania), Emmanuel Macron (Francia) y Scott Morrison (Australia). Sin embargo, la primera etapa de la investigación, que suponía entrar en contacto con las autoridades del Instituto de Virología de Wuhan e intercambiar información, estuvo plagada de problemas.
Se reveló que el jefe del equipo de la OMS, Peter Daszsak, tenía vínculos previos con el Instituto de Wuhan y terminó renunciando. Luego de su salida, la organización internacional admitió que el equipo, que debía empezar la segunda etapa que requería estudios en Wuhan, tenía la teoría de la fuga de laboratorio como su principal hipótesis.
El jefe de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, dijo el jueves pasado en rueda de prensa que hubo un “impulso prematuro” para descartar la teoría que el coronavirus se filtró de un laboratorio, aunque trató de sacarle culpabilidad a China, agregando que “Yo mismo fui técnico de laboratorio. Soy inmunólogo y he trabajado en laboratorios. Los accidentes ocurren y no hay nada que ocultar cuando eso ocurre“.
En febrero de este año, Tedros había descartado completamente la posibilidad de que el coronavirus se hubiera filtrado de un laboratorio en la ciudad china de Wuhan, pero la teoría ha recuperado tracción en la comunidad científica en los últimos meses a medida que surge nueva evidencia irrefutable.
China, que tuvo en Tedros un gran aliado en los últimos 5 años, estalló de furia ante estas declaraciones. Según reportó europapress este jueves, el Ministerio de Salud chino puso fin a la investigación de la OMS y no se permitirá que los científicos internacionales sigan hurgando detrás de la cortina de hierro del régimen comunista.
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