La derecha japonesa sufrió un duro revés de cara a las elecciones generales de octubre perdiendo 3 elecciones especiales legislativas
El gobierno derechista de Yoshihide Suga sufre un fuerte golpe de cara a las elecciones generales de octubre, tras perder en unas elecciones regionales en la que se disputaban 3 parlamentarios. Sin embargo, se mantiene primero en las encuestas.
En Japón, el Partido Liberal Demócrata (PLD), de tendencia conservadora en lo social y liberal en lo económico, mantiene un poder hegemónico sobre la política, habiendo gobernado de manera ininterrumpida por los últimos 50 años.
Sin embargo, desde la salida del histórico Shinzo Abe a fin del año pasado por problemas de salud, la conducción del PLD ha quedado en las manos de su mano derecha, Yoshihide Suga, quien todavía no ha logrado ganarse la confianza de los votantes.
Esta semana, en una elección especial tras la renuncia de 3 legisladores por causas de corrupción, Suga perdió las tres sucesiones electorales de puestos que estaban en manos del PLD.
El resultado de estos comicios, a pesar de no significar un golpe trascendente a la hegemonía del partido en la Cámara de Representantes, que mantiene 285 de los 450 diputados, indica un fuerte descontento general de la población con los primeros meses de la gestión de Suga.
Los japoneses rechazan el manejo de Suga de la pandemia, que ha ordenado mayores cuarentenas en la ciudad de Tokio y otras zonas altamente urbanizadas, y también hay un fuerte descontento por cómo está manejando los escándalos de corrupción dentro del partido.
Justamente, 2 de los 3 escaños que perdieron se dieron tras la renuncia de los parlamentarios por escándalos de compras de votos y recibir sobornos, que por el momento no han sido probados pero la causa sigue abierta.
Los 3 nuevos políticos que asumirán las bancas por las circunscripciones de Hiroshima, Nagano y Hokkaido son del centroizquierdista Partido Demócrata Constitucional (PDC), principal fuerza opositora.
Manifestantes pro-Shinzo Abe sostienen pancartas con su imagen.
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“Los votantes emitieron un juicio severo sobre el gabinete de Suga“, sentenció el secretario general del PDC, Tetsuro Fukuyama, “y probaron el descontento de la gente por los escándalos que involucran la política, el dinero y la respuesta al coronavirus“.
Suga, que heredaba gracias a Abe una alta aprobación gubernamental del 70% cuando asumió en septiembre, ha sufrido una brutal caída de imagen hasta el 40%, según las mismas encuestadoras.
De todos modos, a pesar de los problemas de aprobación, las encuestas todavía estiman una amplia victoria del PLD de cara a las elecciones generales del 22 de octubre de este año.
La última encuesta disponible de la consultora ANN, indica que el PLD todavía se encuentra entorno al 45% de intención de voto, en sintonía con lo que obtuvieron en 2017 de la mano de Shinzo Abe (un 48%).
El primer ministro interino de Japón sorprendió a todos anunciando que no se presentaría a las elecciones de fion de año dada su baja popularidad. La derecha busca candidato mientras las encuestas indican una victoria del oficialismo sea cual sea su figura.
Tras la repentina dimisión a su candidatura del actual primer ministro Yoshihide Suga, este jueves 2 de septiembre la Comisión Electoral del derechista Partido Liberal-Demócrata (PLD) anunció que va a elegir a su nuevo líder y candidato el próximo 29 de septiembre, a pocas semanas de las elecciones generales que se celebrarán en una fecha aún no definida, que va a ser antes de diciembre.
Los tres principales candidatos a asumir la presidencia del partido que gobierna Japón desde 1955 y presentarse luego a las elecciones de fin de año son:
Fumio Kishida: ex Canciller entre 2012 y 2017, durante gran parte del gobierno del derechista Shinzo Abe. Es de derecha conservadora y nacionalista, misma línea que Abe.
Hakubun Shimomura: es actualmente el Jefe de Estrategia Política del PLD. Fue ministro de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología, entre 2012 y 2015. Sigue la misma línea de Kishida, pero está menos involucrado en la gestión.
Sanae Takaich: la única mujer que suena para suceder a Suga; ocupó varios ministerios y es hoy Ministra de Asuntos Internos y Comunicaciones. Su línea es la más liberal.
De todas formas, hay varios más candidatos que se rumorean que se podrían sumar a la interna y obtener un gran caudal de votos, como Shigeru Ishiba, quién tiene las posturas más duras del gobierno, y un fuerte neo-conservadorismo, con declaraciones hace algunos años diciendo que le parecía que había que bombardear a Corea del Norte.
Suga asumió el cargo de Primer Ministro en septiembre de 2020, cuando el histórico ex mandatario Shinzo Abe tuvo que dejar su lugar por problemas de salud. Suga fue Jefe de Gabinete de Abe durante varios años y uno de sus principales consejeros a la hora de tomar políticas importantes.
Shinzo Abe (izquierda) junto a Yoshihide Suga (derecha).
Como adelantamos desde La Derecha Diario durante septiembre del año pasado, era una interrogante si Suga iba a poder desempeñarse de manera óptima en este nuevo cargo a pesar de tener un apoyo de más del 60% a la hora de asumir. Este índice de aprobación disminuyó fuertemente por su mal manejo de la pandemia del COVID-19 y la celebración de los Juegos Olímpicos, que era algo muy mal visto desde la ciudadanía por el aumento de casos en los días previos.
Sin embargo, las encuestas indican que sea cual sea el candidato, el PLD sacará un gran porcentaje de votos que le permitirá mantener su amplia gobernabilidad y mayoría a nivel nacional. Incluso, se habla de una brecha de más de 15% frente a cualquiera de sus rivales.
Por ejemplo, la última encuesta de la TV de Tokio informa que el PLD sacaría 43%, frente a un 14% del Partido Democrático Constitucional de Japón, del centro-izquierdista Yukio Edano.
Tres partidos de derecha obtuvieron los primeros tres puestos, aunque ninguno logró la mayoría por su propia cuenta y entrarán en una etapa de duras negociaciones para poder formar gobierno.
El pasado domingo 4 de julio se llevaron a cabo las elecciones legislativas en la capital japonesa Tokio, estableciendo qué partidos políticos representarán en la Asamblea Metropolitana.
El derechista Partido Liberal Democratico (LDP) logró arrebatarle la mayoría parlamentaria al partido también derechista Tokio Primero (TF), de Yuriko Koike, la actual gobernadora de Tokio. Koike fue una histórica dirigente del LDP, pero renunció al partido en 2017 cuando el ex primer ministro Shinzo Abe le puso un techo y frenó su crecimiento dentro del partido, sintiéndose amenazado por su rápido crecimiento.
A pesar de ser el partido oficialista, y de haber arrasado en las elecciones gubernamentales del año 2016, Tokio Primero no pudo mantener su mayoría parlamentaria. Mientras el LDP obtuvo el 25,7% de los votos y 33 escaños, Tokio Primero descendió de 46 bancas a solo 31, con el 22,3% de los votos.
El tercer partido más votado, aliado del LDP en el gobierno nacional, fue el también derechista Komei, que obtuvo el 13,6% de los votos y 23 bancas en la Asamblea de Tokio.
El foco de atención se centró en los juegos olímpicos, siendo una gran controversia si realizarla o no debido al crecimiento de los casos de Covid-19 en las últimas semanas antes de la elección. El actual primer ministro Yoshihide Suga (LDP) apoyó firmemente la realización de los Juegos Olímpicos en julio/agosto, mientras que Koike mostró resistencia.
La elección dio un resultado extraño, ya que la coalición Liberales Demócratas + Komeito no llegó a los 64 escaños necesarios para conseguir la mayoría propia, una instancia que preocupa a muchos de cara a las elecciones nacionales de fin de año.
Muy por debajo se ubicó el Partido Comunista de Japón (PCJ), que obtuvo el 13,6% de los votos y ganó 19 bancas. Por su parte, el novedoso Partido Demócrata Constitucionalista (CDP), una agrupación de centroizquierda socialdemócrata creada en 2017 para darle una opción a la izquierda moderada en el país nipon, obtuvo el 12,3% de los votos y sellaron 15 bancas.
Por último, el partido Innovación, obtuvo el 3,6% de los votos y logró mantener su escaño en la Asamblea de Tokio. Esta agrupación también es de derecha y tiene una ideología casi idéntica al gobernante LDP, pero se diferencian en la cuestión estudiantil: los innovadores defienden la educación pública gratuita.
En último lugar, con 1,3% de los votos y consiguiendo conservar su escaño, quedó el partido de izquierda Red Seikatsusha, que agrupa a los miembros del sindicato de Tokio SCCCU y a activistas feministas.
Crisis en Asia: China volvió a enviar un portaaviones a las costas de Japón y amenaza al gobierno antes de su visita a Washington
Para amenazar a Japón antes de la visita oficial del primer ministro Yoshihide Suga a Washington la próxima semana, la dictadura china volvió a entrar ilegalmente al estrecho de Miyako.
Desde la salida de Donald Trump de la Casa Blanca, Estados Unidos ha reducido considerablemente su presencia en el Mar del Japón y el país nipón ha quedado en solitario defendiendo el estrecho de las incursiones chinas.
Esta semana, el dictador comunista Xi Jinping volvió a tensar la situación con Japón. Una flota de guerra china compuesta por cinco embarcaciones y un portaaviones fue divisada el sábado por la mañana en una vía fluvial del Mar del Japón.
Según la Oficina de Estado Mayor Conjunto del Ministerio de Defensa japonés, el portaaviones chino Liaoning, nombre que proviene de la provincia china situada en la frontera con Corea del Norte, y otros cinco barcos de guerra, entre ellos un destructor, pasaron cerca de las 8 a.m. del pasado sábado por el estrecho de Miyako, de aproximadamente 250 km de ancho, que separa las islas japonesas de Okinawa y Miyako en su camino hacia el Océano Pacífico.
Según el diario japonés Nikkei,la flota desplegada por la máxima autoridad china se encuentra compuesta por el ya portaaviones Liaoning, dos destructores de misiles clase Luyang III, una fragata multifunción Jiangkai II y una nave de apoyo de combate rápido clase Fuyu.
Minutos luego del avistamiento, el gobierno de Tokio, liderado por la conservadora Yuriko Koike, decidió responder a la provocación china y desplegó aviones y un barco destructor, el “JS Suzutsuki“, para marcar presencia, recopilar información y monitorear los movimientos de las embarcaciones chinas mientras se iban del estrecho.
El destructor japonés, JS Suzutski. Foto: seaforces.org
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No es la primera vez que el régimen chino envía el portaaviones Liaoning por este canal. En abril del pasado año ya había sido visto navegando por estas aguas, pocos días después de que Estados Unidos y Australia realizaran ejercicios navales en el Pacífico oriental.
El primer ministro japonés, Yoshihide Suga, remarcó la importancia de que Japón y Estados Unidos trabajen de manera conjunta para aliviar las tensiones.
Su postura es que se debe afianzar el Quad, la alianza integrada por Estados Unidos, Australia, India y Japón para enfrentar a China en el Pacífico. Esta organización había sido potenciada por Trump pero ahora Biden la ha dejado de lado.
Se espera que este sea uno de los principales temas de la próxima reunión entre Suga y Joe Biden, que se llevará a cabo el próximo 16 de abril en Washington por pedido del gobierno japonés.
Según la prensa local en Japón, la intromisión en aguas japonesas por parte de China fue una amenaza antes de que el Primer Ministro nipón viaje a la Casa Blanca, para advertirles que no presionen a Estados Unidos para nuevas acciones militares en la zona.
China está acosando a todos los países de la región que no se doblegan a su poderío militar y económico. En los últimos meses, la Armada china ha estado realizando ejercicios militares en las costas de Taiwán, simulando invasiones y actos de guerra, además de haber enviado 200 barcos pesqueros a las costas filipinas para depredar sus aguas.
Cabe resaltar que, desde hace ya varios años, China mantiene una disputa territorial con distintas naciones. Vietnam, Brunéi, Malasia y Filipinas son algunos de los países asiáticos que se encuentran en conflicto directo con el Partido Comunista Chino por distintas islas ubicadas en el Mar Meridional, el cual posee aproximadamente un millón de metros cuadrados más que el mar Mediterráneo.
En rojo los reclamos de China, en blanco los de Corea del Sur y en azul los de Japón.
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