El mundo ha criticado las medidas tomadas por Suecia ante el coronavirus, y Argentina no fue la excepción. El presidente Alberto Fernández, comparó las medidas tomadas por su país para evitar el contagio del COVID-19 con las aplicadas por el gobierno sueco, en la última conferencia de prensa donde anunció que extendería la cuarentena 14 días más en lo que va a completar a priori un confinamiento de 90 días.
Estas denuncias del presidente argentino produjeron una respuesta por parte de la Embajada de Suecia donde se explicó detenidamente las medidas de acción tomadas por este país para frenar el contagio.
Fernández afirmó que de haber seguido el modelo sueco, ya tendríamos 13.900 muertes, por lo que Suecia aclaró que es muy difícil hacer comparaciones en estos momentos tan complicados, y explica que su modo de actuar es tomado en “base a la confianza mutua entre las autoridades estatales y los ciudadanos”, confianza que “que se ha ido construyendo a través del tiempo”, dejando entrever que aquella relación no existe en Argentina.
“Una parte importante de las medidas de prevención de Suecia consiste en proporcionar a los ciudadanos información confiable que los ayude a asumir la responsabilidad de su propia salud. La base de esto es la confianza mutua entre las autoridades estatales y los ciudadanos que se ha ido construyendo a través del tiempo. A modo de ejemplo, la administración de las vacunas del calendario infantil sueco es opcional y ha alcanzado una cobertura de vacunación del 97% entre los niños de Suecia”, reza el comunicado.
Además, los suecos explicaron que han tomado las mismas medidas que tomó el mundo entero, como el cierre de fronteras, suspensión de clases en escuelas secundarias, prohibición de visitas a geriátricos y a eventos de más de 50 personas, e instar a las personas que presentan síntomas a no asistir al trabajo, lo cual afirman que es posible a través de un seguro de salud extendido.
En el comunicado destacan que hay 3 medidas que tomó le gobierno socialista argentino que no tomó el gobierno socialista sueco, que son: cuarentena obligatoria, el cese de la actividad comercial y el cierre de jardines de infantes ni escuelas primarias.
Finalmente, expresaron que su meta es igual a la de todos: evitar el colapso del sistema sanitario y aplanar la curva de contagios.
Johan Giesecke, renombrado epidemiólogo sueco que está liderando la política pública respecto al brote del COVID-19 en su país, explicó que Suecia se ha enfocado en proteger los geriátricos de manera más efectiva; proporcionar una cobertura de vacunación para la mayoría de sus habitantes, que si bien no aplica al coronavirus mejora las defensas de toda la población; extender el seguro de los enfermos por COVID-19; fomentar el distanciamiento social; proteger a los grupos vulnerables y a los de riesgo; realizar testeos y reforzar el sistema de salud.
¿Podría decir lo mismo Alberto Fernández de su gestión contra el Coronavirus?
Para Suecia es importante mantener el trabajo y las clases, ya que a pesar de confirmar que el coronavirus aumentará la tasa de desempleo y dejará una fuerte crisis económica en el país, aunque significativamente menor a que si hubieran cerrado todo, el mantener las escuelas abiertas y a las personas trabajando genera efectos positivos en la salud pública.
Por último terminó aclarando que “es difícil hacer comparaciones directas entre las medidas de contención que han adoptado diferentes países. Suecia tiene tasas de mortalidad por Covid-19 más altas que algunos otros países que han impuesto la cuarentena, y más bajas que otros que también han impuesto la cuarentena”, y afirmó que es muy pronto para saber qué modelo funcionó mejor, aunque se mostró abierto a dialogar con cualquier país “para aprender unos de otros”.
Cabe destacar que actualmente Suecia es uno de los pocos países del mundo que no ha impuesto cuarentena obligatoria.
Tiene más de 27 mil contagiados y más de 3.000 muertos, con una población de 10,23 millones de personas, pero los casos ya están a la baja y la economía está mostrando mejoras, mientras que en Argentina los casos siguen al alza, lejos del pico, y la economía va derecho a una de las crisis más importantes de su historia.


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