El miércoles 22 de julio, durante su visita al Centro de Aislamiento en el Parque Tecnópolis, el cual fue acondicionado para albergar más de 2.000 personas con síntomas leves de COVID-19, Kicillof anunció el programa “AcompañAR”, cuyo propósito es que las personas contagiadas cumplan con el aislamiento fuera de sus casas.
El gobernador bonaerense “justificó” dicho plan bajo el argumento de que “hoy tenemos buena parte de esas camas sin ocupar pero tenemos más contagios que antes”.
Sin embargo, admitiendo la precariedad del establecimiento y de las medidas sanitarias, Kicillof planteó un incentivo económico para quienes se internen allí, en vez de en un hospital: “En reconocimiento a eso que pierden o sacrifican, el Estado les va a otorgar 500 pesos por día de permanencia en estos centros“.
Esto ocurre mientras miles de pequeños y medianos empresarios todavía están esperando que el gobierno les pague la ayuda prometida, después de todo el sacrificio que tuvieron que hacer durante una cuarentena que ha puesto a la economía argentina de rodillas.
No es un detalle menor que, además de los $500 que recibirá cada uno de los pacientes por cada día de internación en los centros de asistencia, el municipio donde esté localizada la estructura recibirá $2.000 cada vez que se utilice una cama.
El gobernador expresó que esta medida fue “consensuada” con el diputado nacional por la Provincia Máximo Kirchner y señaló que las internaciones serán por un plazo no mayor a los diez días. “El gobierno no va a escatimar recursos para que se contagie la menor cantidad de gente posible”, acotó.
En compañía de los ministros de Salud de la Nación, Ginés Gonzalez García, y de la Provincia, Daniel Gollán, el gobernador dijo que el confinamiento de los infectados por COVID-19 “es una medida sanitaria fundamental”. El mandatario provincial dijo de manera enfática que esto “no es asilar, no es extraer, no es confinar; es acompañar con condiciones excelentes a aquellos que no pueden estar en sus casas”.
De igual forma explicó que “hay quienes pueden cursar ese aislamiento en sus hogares, pero para otros es imposible. Es ahí cuando aparece el Estado”. Sin duda un ejemplo más del “Estado presente”. Ese mismo Estado que precisamente ha cumplido una pésima labor en preservar la salud de la gente, mientras ha reducido la economía a las cenizas.
En esa misma línea, Kicillof dijo que “es una decisión que da igualdad” porque “no todos tienen las mismas condiciones para aislarse en sus casas”. Con una leve sonrisa agregó: “Buscamos que los que tengan la enfermedad en un estado más leve puedan pasarla lo mejor posible y sentirse acompañados”. Un “lindo” gesto por parte de las autoridades gubernamentales, sin duda.
En consonancia con lo anteriormente expuesto, el ministro Gollán declaró en Radio 10 que los pacientes que reciben el alta después del aislamiento en Tecnópolis “se quieren quedar unos días más porque es hermoso, la pasan bien, cantan, hacen karaoke y tienen cine y teatro”.
También los pacientes podrán “ver películas argentinas en la sala de cine de la Nave de la Ciencia o recitales y series y charlas virtuales de ciencia, deporte y música en una sala de proyecciones”. Tal parece que los centros de asistencia extrahospitalarios pasarán a ser “centros de recreación VIP” pagados por el Estado -léase contribuyentes– con incentivos extra; todo un logro del socialismo.
Cabe mencionar las palabras del ministro Ginés González García, muy conocido por la “certeza” en sus comentarios, quien destacó el trabajo mancomunado entre el Gobierno nacional y las provincias, asegurando que “estamos dando un ejemplo mundial de trabajo coordinado”. Tales declaraciones demuestran que, a veces, la realidad supera a la ficción.
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