Al constante deterioro presupuestario al que se sujetó al Ejército argentino en las últimas décadas, ahora se le suman los efectos causados por la pandemia, que afectaron el normal funcionamiento de las distintas áreas, principalmente en la educación, adiestramiento y reclutamiento.
Las actividades propias de la Fuerza se iniciarían a partir del retorno de las condiciones de normalidad en el territorio nacional. Mientras tanto, se designó a la Inspectoría General del Ejército como autoridad de coordinación de las actividades que demandaría la recuperación de las capacidades.
Por ser una de las misiones subsidiarias el brindar apoyo a la comunidad en catástrofes, el Ministerio de Defensa puso a disposición el elemento militar al momento de declararse la pandemia.
A raíz de esto, se inició con la operación de protección civil “General Manuel Belgrano”, diseñada a partir de la conformación de catorce Comandos Conjuntos de Zonas de Emergencia, de los cuales doce están bajo responsabilidad del Ejército argentino.
Como consecuencia, el desarrollo del año militar planificado para 2020 debió ser modificado bruscamente.

Foto: Ejército Argentino.
Durante el trabajo de preparación realizado por la Inspectoría General se explicitaron aquellas funciones o tareas que no estaban siendo desarrolladas desde el 20 de marzo, las que podían ser reprogramadas para ejecutarse durante el segundo semestre y, finalmente, las que por su complejidad, momento de ejecución o tiempo disponible pos-pandemia, no podrían ser realizadas.
En el ámbito académico, el personal docente y los instructores trabajan para tratar de alcanzar sus metas lectivas con niveles de excelencia acordes a las exigencias impuestas.
No obstante, habría dificultades para alcanzar los objetivos que deben desarrollarse prioritariamente de modo presencial, tal es el caso de contenidos de educación e instrucción militar.

Foto: Colegio Militar de la Nación
Desde que se desató la pandemia en Argentina, el brazo operativo del Ejército se encuentra abocado al desarrollo de acciones relacionadas con la operación General Belgrano y sus elementos remanentes, según regiones, desarrollan mínimas actividades de adiestramiento y las funciones administrativas previstas para el año militar.
Lamentablemente, si bien todavía no fue anunciado, el presupuesto, uno de los factores determinantes en la recuperación de capacidades, no estará a la altura de este difícil desafió que tendrá que afrontar el Ejército.
Una mala señal fue la suspensión de la reunión virtual del pasado 8 de julio de la Comisión de Defensa la Cámara de Senadores, en la que se tenía que debatir el proyecto de ley que tiene por objeto la creación del Fondo Nacional de Defensa, una ayuda presupuestaria a fin de recuperar capacidades.
El ministro de Defensa, Agustín Rossi, no dio señales positivas y la expansión de presupuesto en el Congreso no parece estar asegurado. Mientras el gobierno le gira millones de dólares a fondos destinados a políticas de género, a los sindicatos y a la casta gobernante, el desarrollo militar de la Nación parece volver a quedar relegado a un segundo o tercer plano cuando gobierna el kirchnerismo.
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