El próximo 17 de Octubre es el Día de la Lealtad Peronista y luego de 12 banderazos en contra del gobierno, en el PJ presionaron al presidente Fernández para que diera el visto bueno y empiecen las organizaciones para la primera gran marcha peronista desde el comienzo de la cuarentena.
“Ven los actos contra el Gobierno y no pueden creer que nosotros sigamos quietos. Hay tantas ganas de salir a la calle que, si decidiéramos movilizar, ponemos un millón y medio de personas sobre la 9 de Julio; los nuestros quieren ir a respaldar lo que estamos haciendo en estas condiciones, mucho peores que las jamás imaginadas”, aseguraron desde la oficina de la Jefatura de Gabinete.
El Presidente comprendió dicha situación y acordó con los diferentes funcionarios empezar a activar las organizaciones peronistas, los sindicatos y los partidos locales para inundar el Obelisco de militantes, a 4 días del fin de la cuarentena.
La última prorroga de la cuarentena que firmó Alberto Fernández tiene vigencia hasta el 21 de octubre, por lo que esta marcha sería, bajo las mismas reglas que impuso el peronismo, ilegal. Sin embargo, desde la Casa Rosada entienden que los banderazos y las protestas de la Policía bonaerense no fueron reprimidas, por lo que no se vería con malos ojos una marcha peronista, tan necesitada por el Gobierno en estos momentos de profunda crisis y tambaleo político.
A pesar del enorme poder de movilización clientelar que tiene el PJ, desde el Gobierno prevén que esta marcha puede llegar a no ser tan masiva como se está planteando, ya que llevan 6 meses asustando a su propio electorado y pidiendo que “se queden en casa“.
Según revelaron desde el Gobierno, el punto central estará en la Plaza de Mayo, pero también habrá replicas en los diversos puntos del país.
Desde ya, la Casa Rosada trata de justificar esta convocatoria y aseguró que le pedirán a todos los militantes que lleven barbijo, que se mantengan a 1 metro de distancia y demás medidas sanitarias para evitar poner en riesgo la salud de sus votantes.
Esta marcha es especialmente aclamada por los funcionarios del Gobierno Nacional, que lo ven a su jefe, Alberto Fernández, en una posición severamente debilitada, con una caída abismal de su imagen positiva en las encuestas.
Mientras en todo el mundo los líderes nacionales que lograron sacar al país adelante de la pandemia vieron cómo aumentó su popularidad, no es el caso del Presidente argentino.
Si bien empezó su mandato con una imagen positiva superior al 50%, habiendo escalado al 65% en los comienzos de la pandemia, después de 188 días en cuarentena, dirigidos a 214 días consecutivos por lo menos hasta el 21 de octubre, mientras la economía se derrumbó a su mínimo histórico y la pobreza se disparó, la popularidad de Alberto Fernández actualmente ronda los bajos 37%, más de 10 puntos menos que los votos que obtuvo en las elecciones generales de 2019.
De este modo, la preocupación del Gobierno no está relacionada a la caída de la imagen positiva sino que en la percepción notable de la sociedad ante el cansancio de la cuarentena más larga e inútil del mundo.
Esta movilización del 17 de octubre puede ser un importante indicador de que la cuarentena no sea prorrogada una vez más el 21, y que finalmente el país después de 7 meses pueda volver a la normalidad que el mundo ya retomó hace por lo menos 3 meses.
En ese sentido, Alberto Fernández quiere comenzar a modificar la situación, llevando a cabo anuncios económicos en relación al consumo y en la reactivación de fábricas para no perder su base de voto obrero.
Usted debe estar conectado para publicar un comentario Inicio de sesión