Los reclamos y denuncias por el mal sabor, olor y color del agua potable en la Ciudad de Buenos Aires empezaron a principio de año, tan solo 5 o 6 meses luego del cambio de Gobierno.
Puede resultar impensado que en tan poco tiempo se pueda llevar a cabo semejante desmanejo del agua en el país, pero hay un detalle que muchos olvidan: Alberto Fernández designó a Malena Galmarini, la mujer de Sergio Massa, al frente de AySA, quien tiene cero experiencia tanto en la gestión empresarial como en lo que respecta a los recursos hídricos.
La gran mayoría de las quejas se concentraron en Capital Federal, por parte de vecinos de San Isidro, Palermo, Belgrano y Caballito, aunque no se sabe a ciencia cierta la verdadera magnitud del número de reclamos que hicieron los usuarios.
Estos barrios que se nutren del agua de la Planta San Martín, situada en la avenida Figueroa Alcorta al 8500, en Palermo, son los más afectados. En estas localidades viven aproximadamente 6 millones de personas y se teme un desmanejo de la planta.
Luego de un importante número de quejas, la Unidad Fiscal Especializada en Medio Ambiente (Ufema) comenzó a investigar en septiembre si existe algún tipo de contaminación.
La Justicia porteña confirmó a la agencia NA que “la causa se inició el 7 de septiembre, con el número de expediente 498636 y en principio es por averiguación del artículo 57 de la Ley 24.051“. “Ese mismo día le dimos intervención al CIJ para que lleven a cabo tareas de individualización de los damnificados, a los efectos de poder establecer la magnitud de la afectación del servicio y principalmente proceder a la toma de muestras“, comentó una de las fuentes consultadas.
En tanto, voceros de AySA informaron a NA que “el agua de consumo no presenta toxicidad alguna“, y que la compañía realizó una denuncia la semana pasada ante la Unidad Fiscal de Medio Ambiente, en la que se presentó como damnificada.
Sin embargo, en su denuncia, Aysa reconoce que el cambio en el aroma y el sabor “comenzó a detectarse a partir del 21 de agosto y se fue repitiendo de manera intermitente con un nulo o bajo impacto en el olor del agua…“
Además, en la denuncia, agregaron: “Desde las primeras horas del día viernes 4 se setiembre de 2020, se detectó un evento de fuerte olor en el agua cruda de ingreso a Planta San Martín, que si bien resulta apta el consumo humano, puede presentar un olor y sabor particular identificado con un descriptor tipo aceituna o aceite de oliva“.
Según Aysa, los cambios en el color y el olor del agua se deben a vuelcos ilegales en algún río aguas arriba: “En cuanto a su origen, si bien no ha podido determinarse aún, teniendo en cuenta los muestreos realizados por Barco Laboratorio y por tierra en los distintos arroyos, podría inferirse que vendría del Río Reconquista, a través luego del Luján y su llegada a planta en el Río de la Plata“.
Y también sostiene que el cambio en las características del agua podría deberse a “vuelcos no permitidos en cuerpos de agua superficial“.
Insólitamente, la empresa no explicó cómo solucionará el problema, y no aplicará rebajas en las boletas en tanto se considera a sí misma “damnificada en toda esta situación“, incluso sugiriendo que necesitan más dinero.

Malena Galmarini, la inexperta presidente de Aysa
En los Hornos, la situación se tornó mas delicada, ya que cada vez hay más personas que denuncian casos de diarrea, vómitos y fiebre.
En relación a esto, la Dirección de Defensa del Consumidor de la Comuna, tomó cartas en el asunto con la advertencia de denunciar formalmente ante la Justicia e hizo responsable al presidente y al director de ABSA (Aguas Bonaerenses S.A.).
Por otro lado, el diputado provincial Diego Rovella, presentó un proyecto de declaración en la Cámara de Diputados para que la empresa explique por qué el agua potable no tiene las condiciones requeridas.
El legislador de Juntos por el Cambio, escuchó el reclamo de los vecinos de dicha zona y afirmó que la empresa se estaba haciendo la distraída. Además, comentó lo siguiente: “Enterados de que yo había presentado este proyecto los vecinos me hacen llegar un análisis del agua que ellos mismos habían encarado en el cual dice que lo que está saliendo de las canillas no es apto para consumo humano”.
También le exigió a la Defensoría Ciudadana de La Plata que tome conocimiento sobre el tema y comience a tomar medidas para que los vecinos reciban el agua en buen estado.
Asimismo, el diputado de la oposición señaló que no es un tema menor y que están preocupados debido a que es la única compañía con la cual pueden contar en ese lugar.

El diputado Diego Rovella
Malena Galmarini ya había protagonizado una polémica, cuando contó en una entrevista televisiva que desde la empresa encargada de proveer los servicios de agua y cloacas para la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, le agregan más cloro al agua para evitar el contagio del Covid-19 “por las dudas“, sin investigaciones que indiquen que la medida sea efectiva.
Con respecto a esto, muchos químicos y especialistas en el tema dieron la voz de alerta por los peligros de la ingesta excesiva de cloro.
Cabe resaltar, finalmente, que el agua que comercializa Aysa incumple aspectos básicos del Código Alimentario Argentino.
En su artículo 982, la normativa en cuestión establece: “Con las denominaciones de Agua potable de suministro público y Agua potable de uso domiciliario, se entiende la que es apta para la alimentación y uso doméstico: no deberá contener substancias o cuerpos extraños de origen biológico, orgánico, inorgánico o radiactivo en tenores tales que la hagan peligrosa para la salud.”
Finalmente dice lo siguiente: “Deberá presentar sabor agradable y ser prácticamente incolora, inodora, límpida y transparente.”
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