El secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme, anunció que la semana próxima Argentina elevará al Mercosur una propuesta formal para la revisión del Arancel Externo Común con bajas en algunas posiciones arancelarias. Tal anuncio muestra una tendencia más aperturista, lejana al nocivo proteccionismo que caracteriza al kirchnerismo.
“Creemos que el Mercosur tiene que tener una mayor apertura y en algunos sectores hay que ganar competitividad también. Si no somos capaces de abrir algunos espacios en nuestro nomenclador arancelario, vamos a tener limitaciones muy importantes en el resto del mundo, sobre todo en el marco de la pandemia donde todos los países están viendo con muchísimo cuidado el tema de sus mercados internos y la protección”, dijo el pasado sábado Jorge Neme en una entrevista a Télam.
Tal parece que Alberto Fernández se arrepintió de la posición que había tomado de retirarse de las negociaciones existentes con Corea del Sur, Singapur, Líbano, Canadá e India, entre otros países. En ese momento, tal decisión fue duramente criticada por La Mesa de Enlace – conformada por la Sociedad Rural (SRA), Confederaciones Rurales (CRA), Federación Agraria (FAA) y Coninagro – que calificó a la medida como “una pérdida en la inserción en el comercio internacional, tan necesario hoy para la generación de divisas de nuestra economía”.
La cartera de Relaciones Exteriores, a cargo del ministro Felipe Solá, había considerado en ese entonces que de esa forma el país “prevenía de los efectos de la pandemia, mientras protegía las empresas, el empleo y la situación de las familias más humildes”, y al mismo tiempo afirmaba que “la incertidumbre internacional y la propia situación de nuestra economía aconsejaban detener esas negociaciones”.

Jorge Neme, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales.
El Mercosur nació como una herramienta de estabilización regional; sin embargo, no ha podido alcanzar uno de los principales objetivos por el que fue creado: la integración económica global. Además, fue pensado como una plataforma para lograr acuerdos económicos con otros bloques y países que otorguen nuevos mercados de exportación a los países miembros, y en ese sentido, Argentina ha sido uno de los miembros más reacios a conseguir dichos acuerdos, con la salvedad del anterior gobierno.
Una de las razones para semejante cambio de posición es, sin duda, la cercanía de Lacalle Pou a Bolsonaro, no sólo a nivel ideológico sino también estratégico, lo cual dejaría a la Argentina prácticamente aislada. Por otro lado, se presenta la oportunidad de un acuerdo millonario para ser exportadores de cerdo a China y otros países del mundo, lo que indefectiblemente requiere de una posición mucho más aperturista.
Dentro del mismo gobierno hay un sector que entiende la necesidad de buscar un desarrollo más profundo y consolidado del polo agroindustrial exportador, para aprovechar que el Mercosur es el primer exportador de alimentos a nivel mundial, contribuyendo así a la integración de Argentina a nivel regional y en la economía internacional. Es fundamental, entonces, que el actual gobierno entienda el beneficio de una mayor apertura en el Mercosur: un aumento en la competitividad, desarrollo de la innovación y un impacto positivo para el empleo en el mediano y largo plazo.
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