El presidente Alberto Fernández recibió en la Casa Rosada y almorzó con la Unión Vegana Argentina (UVA), un famoso grupo de activistas veganos.
Los dos representantes de este grupo, la actriz y activista Liz Solari y el Presidente de la agrupación, Manuel Martí, le entregaron formalmente la junta de firmas -528.000 signaturas- bajo el lema “No Al Acuerdo Porcino con China”, en referencia al repudio hacia la instalación de empresas chinas en territorio argentino para la producción de carne porcina.
Sorpresivamente, el Presidente aceptó de buena gana la propuesta y se tomó una foto con los dos activistas mostrando la caja con el afiche en contra del acuerdo.
El Gobierno kirchnerista había minimizado la presión de los grupos veganos y animalistas en pos de permitir que empresas chinas desembolsen alrededor de US$ 3.800 millones durante los próximos 4 años y así conseguir divisas producto de las exportaciones porcinas.
Incluso se hizo viral una foto que publicó Sergio Massa hace unos meses luego de reunirse con un grupo de activistas ambientalistas donde les editó y les borró los carteles que repudiaban el acuerdo.
Según explicaron desde UVA, la reunión que se reveló esta semana en realidad ocurrió el pasado 25 de noviembre.
El Presidente de la Nación ofreció platos veganos a Liz y a Manuel, mientras “escuchó atentamente los argumentos que motivaron la recolección del medio millón de firmas“ y vio el video “Nuevas Pandemias Industria Argentina“, grabado por UVA y que contó con la participación y adhesión de famosas personalidades como la actriz Julieta Díaz, el periodista Luis Novaresio y la conductora Nicole Neumann, aunque ninguno de éstos es vegano.
Explicaron que le informaron al Presidente “el absoluto rechazo con respecto a la instalación de megafactorías de cerdos chinas en Argentina“. Fernández aseguró que “el gobierno no va a promover modelos industriales de producción de ganado porcino que puedan poner en riesgo la salud pública”, aunque en casi un mes desde la reunión, no anunció ningún tipo de cambios en el acuerdo.
Además, explicaron que a Alberto Fernández “se le propuso llevar adelante un Plan de Salud Nacional cimentado en la alimentación basada plantas y sustentado en la producción agroecológica de alimentos y el desarrollo de huertas familiares para enfrentar la Pandemia de COVID-19, la crisis de desnutrición y la desocupación”. Un plan que de por sí, no tiene sustento en la realidad económica de Argentina.
“La reunión fue muy positiva, y el Presidente de la Nación se mostró muy interesado en todo lo que se habló y se comprometió a trabajar para dar pasos en esa dirección“, comentó UVA.
Sin embargo, luego de viralizarse esta polémica foto, el Ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, aseguró que “el acuerdo porcino sigue en pie“, y aclaró que lo que se está buscando “es desarrollar inversiones en el sector frigorífico que permitan complementar la cadena de valor“.
“El veganismo es una tendencia relativamente nueva. Respetamos que la gente decida no alimentarse con carne animal pero es una visión. Es respetable pero no puede condicionar el desarrollo del país“, afirmó.
¿De que se trata el acuerdo porcino con China?
En primer lugar, es importante recordar que con la llegada de Alberto Fernández al poder China se convirtió en el principal país socio comercial de Argentina, desplazando a Brasil al segundo lugar.
La mayoría de estos mega proyectos y acuerdos, como la adhesión de Argentina a la nueva Ruta de la Seda, son impulsados por el Partido Comunista Chino.
Este acuerdo porcino que Argentina está cerca de concretar con China, tiene como objetivo convertir al país en una potencia porcina, con la instalación de 25 granjas productivas de aproximadamente 12.500 cerdas cada una, para satisfacer la creciente demanda de China de la carne de estos animales. Este acuerdo implicaría inversiones por alrededor de US$ 3.800 millones durante los próximos 4 años.
Específicamente, se duplicaría el número de 350.000 cerdas que hay hoy en el país y se impulsaría la producción de 700.000 toneladas anuales en lo inmediato y de 900.000 toneladas por año en un cuatrienio, según estimaciones oficiales.
Cada planta, según se prevé, será una instalación integrada, desde el procesamiento de granos para alimentación animal hasta la cría de cerdos, matadero y envasado. La cantidad de empleos que dará, tanto directa como indirectamente, es gigantesco, y no puede pasar desapercibido cuando Argentina transita la peor crisis económica de la historia.
Juan José Ucelli, consultor del sector porcino, opina que, si se hacen las cosas correctas, bajo los controles correspondientes y en los términos pactados, es un buen negocio para el país; pero si se hacen mal, sin controles, con permisos amistosos, existen muchas posibilidades que desaparezca gran cantidad de actores del sector porcino local.

En los últimos meses hubo varías manifestaciones en contra de este acuerdo, con Felipe Solá, el principal negociador del pacto, como el principal objetivo.
En Chaco, la situación está más avanzada, ya que el gobernador Jorge Capitanich firmó un convenio con la empresa de capitales chino-argentinos Feng Tian Food.
La inversión total ya se pactó en 129 millones de dólares y permitiría la generación de 360 empleos directos en cada uno de los tres complejos, que se emplazarían al noreste de la provincia, otro en el centro y el tercero en el sudoeste.
“El proyecto consiste en el desarrollo de tres complejos con cinco granjas de 2.400 madres cada una, un frigorífico exportador, una planta de biodiesel, un biodigestor con generación de energía y una planta de alimentos balanceados”, explicaron fuentes oficiales de la Provincia.
Por Renzo Valente, para La Derecha Diario.
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